LA DIFERENCIA ENTRE SER Y PARECER

Por Eduardo Rivas – Comenzaremos esta nota afirmando una obviedad, no es lo mismo ser que parecer, y si bien seguramente coincidamos en que es más importante ser que parecer, no siempre es así.

Esta es una en enseñanza que nos deja la pandemia.

Veamos un ejemplo. Es preferible parecer un boludo que serlo. Dicho esto, y por tanto entendiendo que no hay verdades absolutas, y como diría Les Luthiers, esto es algo absoluto, hay otras situaciones no tan radicales en las que el parecer también es mejor que el ser, y ante la duda se debe actuar rápidamente para subsanarlo.

Esto se vivenció a partir de agosto de 2020 cuando, en pleno pico inicial de casos de COVID-19, ante el ‘aluvión’ de casos sospechosos que requerían estudios para confirmar o descartar casos de COVID-19, el gobierno nacional decidió determinar ciertos casos como positivos de acuerdo a criterios clínico – epidemiológicos, es decir, sin la realización de estudios que lo validaran, basándose en la presencia de síntomas. Bajo determinadas circunstancias, todo caso que por su sintomatología pareciera ser COVID-19 era considerado caso positivo.

Sabrán quienes tuvieron en dicho momento relación directa con la decisión de adoptar este procedimiento, si ello fue para poder garantizar mayor aislamiento de la población y poder combatir más eficazmente al virus reduciendo las posibilidades de contagio, o si fue para garantizar mayores índices de contagio que avalaran la toma de decisiones realizadas por esos días, pero la realidad es que desde entonces los casos positivos registrados fueron en aumento hasta finales de año, con semanas en las que en Zárate más del 40% de los casos informados como positivos estaban determinados por criterios clínico – epidemiológicos.

Días atrás, curiosamente antes de las elecciones y después de más de un año de categorizar casos con estos criterios, el gobierno nacional dejó de considerar positivos casos sin análisis médicos que lo certifiquen certeramente. Como contracara de lo que ocurrió en agosto de 2020, esto trae aparejada una drástica reducción de los casos positivos registrados, lo cual redunda en generar una imagen de pandemia controlada.

Lo preocupante es que, pese a esa reducción metodológica, en Zárate los casos positivos de COVID-19 se mantienen estables desde hace más de un mes en más de 50 casos de promedio semanal. Como ejemplo baste decir que entre el 17 y el 23 de octubre hubo 50 casos positivos de los cuales el 12% fueron diagnosticados por criterios clínico –epidemiológicos, mientras que en la semana del 7 al 13 de septiembre hubo 58 casos, todos por estudios de laboratorio. Si los criterios utilizados hubieran sido los mismos, en la semana previa a la de las elecciones habría habido casi un 32% más de casos positivos que 3 semanas atrás.

Por ello es importante la diferencia entre ser y parecer aplicado a la pandemia de COVID-19.

Porque mientras en agosto de 2020 parecía que había más casos que los que había en realidad, desde este mes los casos son los reales y en consecuencia se plancha la curva que hasta ahora estaba inflada artificialmente. Los casos positivos registrados de ahora son los reales y médicamente comprobados, mientras que antes se sumaban a éstos los que por sintomatología podían ser.

Ésto, que para muchos pasa desapercibido expone la utilización política que hubo de la pandemia en nuestro país. Mientras se necesitó justificar medidas represivas, se tomó por positivo cualquier caso compatible con COVID-19, ahora que se necesita mostrar que ‘todo está bien’ y controlado se restringen los casos positivos registrados tan solo a los científicamente comprobables. En medio de todo, en el caso local, se sigue mintiendo con las cifras de positivos y de fallecidos… hasta con las cifras de vacunados mienten.

A nadie le llama la atención.

Para muchos lo importante es parecer, cuando la clave es ser… y así nos va.