Por Lic. Eduardo Rivas – Ya se acerca Navidad, y tras ellos el fin de año, pero no es esto lo que más importa a muchos de los políticos locales, que están mucho más interesados en el año que viene y no en el que se va.
2017 es un año electoral y como tal de gran importancia para muchos de los representantes locales más interesados en ganar elecciones que en resolver los problemas de la ciudadanía. Confunden medio con fin, y en lugar de procurar triunfar en la contienda electoral para ocupar sitios de poder y desde allí poder cambiar la vida de los vecinos, están más preocupados por ganar la elección como un fin en sí mismo, y después se verá que se hace.
Comienzan las diferentes versiones sobre lo que ocurrirá el año próximo y desde este mismo medio se reprodujeron hipótesis que involucran un eventual acompañamiento del oficialismo local al oficialismo provincial y nacional, se evalúa que el otrora socialista-coalicionista-kirchnerista-vecinalista Osvaldo Cáffaro mutaría una vez más su presentación pública para transformarse, por acción u omisión, en parte del proyecto de Cambiemos.
¿Qué hará la dirigencia de Cambiemos al respecto? ¿Aceptará compartir proyecto con quien denunciaron públicamente como corrupto e incluso jefe de la droga, una vez más por acción u omisión, local? ¿Qué hará la militancia de Cambiemos? ¿Aceptará mansamente acompañar lo decidido por sus líderes aun cuando tiempo atrás le pusieron el cuerpo a una campaña electoral plagada de denuncias?
Resultaría sencillo encontrar respuesta a estos interrogantes si lo que guiara el accionar de todos fueran proyectos políticos elaborados y estructurados en pos de la construcción de un Municipio, y la respuesta sería no, puesto que es imposible éticamente el compartir espacio con quien uno cree un hombre al margen de la ley.
Pero cuando estos proyectos no pasan de frases vacías pero efectivas en términos electorales, cuando los proyectos que se articulan son personales y coyunturales, las opciones son muchos más amplias.
Si se propone trabajar desde diferentes espacios de manera coordinada y mancomunada para mejorar día a día el Municipio, es sencillo el ponerse de acuerdo, la cuestión entonces es cómo se llevan a hechos concretos estos grandes anuncios. Y en este punto los acuerdos son mucho más complejos, porque tras las denuncias personales de la última campaña será necesario que se reconozca el error en que se cayó oportunamente o que ahora se está dispuesto a ser cómplice de los denunciados. Un simple repaso de las noticias de septiembre y octubre de 2015 refrescaría la memoria a muchos. Pero incluso si se apartaran las personas denunciadas, y recordando una vez más la última campaña electoral, sería difícil consensuar propuestas que un año atrás se presentaban como irreconciliables y, en ciertos aspectos, antagónicas… a menos que se reconozca que no hay proyectos alternativos sino tan sólo matices y formas, lo cual allanaría el camino a una ‘connivencia’, perdón, convivencia, que todos creemos altamente probable.
No debería llamar la atención entonces que a nivel local se pretenda ‘poner por encima de la contienda electoral el interés de los zarateños’ y los que hasta hace muy poco eran enconados rivales se pongan a la par tras una consigna vacía que pretende decir mucho y no dice nada.
Si se entiende que el proyecto común es la suma de los proyectos personales, todo esto será posible… salvo que la vida de los zarateños sea cada día un poquito mejor.