El Omega 3 de pescado logra un balance satisfactorio entre el colesterol HDL (popularmente conocido como “bueno”) y el LDL (“malo”) y combate la acumulación excesiva de grasas en el organismo, reduciendo el riesgo residual en pacientes con enfermedades cardiovasculares.
Con el objetivo de proteger el sistema cardiovascular, llevar una dieta rica en omega 3, específicamente de pescado, resulta esencial. Estos ácidos grasos nivelan el colesterol en sangre y ayudan a disminuir los triglicéridos, un tipo de reserva de calorías adicionales que el cuerpo retiene en forma de grasa y que constituye uno de los principales factores de riesgo, al encontrarse en exceso, de las enfermedades coronarias, junto con el colesterol “malo”.
Según el estudio “Reducción del riesgo cardiovascular con etilo de icosapento para la hipertrigliceridemia”, publicado en New England Journal of Medicine, tener una correcta suplementación de omega 3 de pescado puede ser de gran ayuda para aquellos que sufren enfermedades cardiovasculares establecidas o diabetes y otros factores de riesgo.
El ensayo contó con la participación de 8.179 pacientes con niveles elevados de triglicéridos (más de 200 miligramos/decilitros), que fueron asignados aleatoriamente para recibir un suplemento de omega 3 de aceite de pescado o un placebo. Como conclusión, el riesgo de eventos isquémicos, incluida la muerte cardiovascular, fue significativamente menor para aquellos que tomaron omega 3 durante 4 años: 17,2% contra el 22% del grupo placebo.
“Estos resultados comprueban, una vez más, los beneficios que le aporta al ser humano ingerir suplementos que contienen Omega 3 de aceite de pescado, ya que que combaten la acumulación excesiva de grasas en el organismo y logran un balance satisfactorio entre el colesterol HDL (popularmente conocido como ‘bueno’) y el LDL (‘malo’), reduciendo el riesgo residual en pacientes con enfermedades cardiovasculares”, señala el doctor Ricardo Iglesias, matrícula nacional N°58.310.
¿Qué es el omega 3? Se trata de un ácido graso poliinsaturado, que fortifica y defiende al organismo frente a diversas enfermedades: diabetes, problemáticas cardiovasculares, aterosclerosis, trombosis, inflamación y muerte súbita, entre otras. Se destaca por balancear los niveles de colesterol en el organismo, disminuir las concentraciones de triglicéridos, mejorar el funcionamiento de los vasos sanguíneos y regular el trabajo de los glóbulos blancos que responden a los procesos inflamatorios.
Como el ser humano no es capaz de producirlo por su cuenta, debe obtenerse por medio de la alimentación saludable o suplementos dietarios. Los principales ácidos grasos omega 3 son el EPA y el DHA, que se encuentran en los pescados y mariscos, y el ALA, presente en aceites vegetales, como los de linaza, soja, chía y canola. Sin embargo, es importante distinguir que la evidencia científica demuestra que el omega 3 de aceite de pescado es el que logra los mayores beneficios para el organismo.
Estos ácidos grasos tan importantes y efectivos para la salud pueden encontrarse en el hígado de los pescados blancos magros, como el bacalao, y en el cuerpo de pescados grasos, como la caballa y el salmón. También existen los suplementos de aceite de pescado, los cuales no deben ser confundidos con aquellos producidos a base de aceites vegetales, cuyos efectos está demostrado que son considerablemente menores.
El doctor Iglesias concluye: “Múltiples investigaciones han comprobado que nuestro cuerpo necesita el omega 3 de aceite de pescado para funcionar de manera correcta. Este ácido graso poliinsaturado nos ayuda a mantener el corazón cuidado y sano, ya que se encuentra en la primera línea de la protección cardíaca y tiene excelentes propiedades antiinflamatorias y antialérgicas. De esta manera, nos permite reducir los factores de riesgo de enfermedades coronarias, así como la probabilidad de sufrir problemas cerebro-cardiovasculares”.