Si pensabas que lo habías visto todo, probablemente te equivoques. Existen a lo largo del mundo museos sobre las cosas más imprevistas que jamás imaginarías que podían integrar una sala de exposiciones. Un repaso por cinco de ellos.

Cancún ofrece toda una experiencia bajo agua

Museo del Helado

Sumergirse en una pileta repleta de granas de colores, lanzarse por un tobogán de casi tres pisos de altura, caminar entre bananas colgantes de colores, ingresar a un vagón de subte iluminado con luces de neón rosas chicle y comer helado en casi cada una de las salas es lo que propone el Museo del Helado, imperdible atracción de la ciudad de Nueva York, pensada en su totalidad como un recorrido instagrameable, a tono con lo que demandan las nuevas generaciones.

En los 45 minutos que dura la recorrida, cada persona que ingresa al museo podrá crear su propio nombre de helado, escribirlo sobre un papel y pegarlo en el pecho: allí, los diferentes guías del museo ayudarán a atravesar este laberíntico itinerario que comienza con una suerte de barra de un bar vintage, donde reparten helados, y luego, un excepcional banquete de postres, aunque sólo para la foto -todo es de utilería- entre globos suspendidos que conforman una excelente selfie.

Un museo de tres pisos, todos los helados posibles y trece instalaciones multisensoriales son los números oficiales que conforman este peculiar templo, el sueño febril de Willy Wonka, que posee sedes similares en Austin (Texas) y Singapore (Dempsey).

Museo de Arte subacuático

En las costas de Cancún, en México, el viajero puede vivir una experiencia única sumergiéndote en las aguas para nadar en medio de una serie impresionante de esculturas que ya han sido invadidas por la fauna marina, ofreciendo una imagen de ensueño que quedará grabada para siempre en la memoria de sus visitantes.

El MUSA fue creado para atraer el turismo submarino que estaba afectando negativamente la biodiversidad y sostenibilidad del fondo marino de México y llevarlo a un área protegida y segura en donde los corales y arrecifes no sean dañados. Como esta área no tenía un atractivo tan grande como los ecosistemas en peligro, se colocaron allí las esculturas que hoy forman parte del museo submarino más grande del mundo.

Museo del Ser Humano

Con 1.200 metros de superficie y situado en Berlín, Alemania, el Museo Plastinarium (o Museo del Ser Humano) abrió sus puertas en 2015. Es obra del artista y científico alemán Gunther von Hagens, quien saltó a la fama tras “plastinar” su primer cadáver en 1990, tras dos décadas de investigación en Heidelberg.

El médico apodado “Doctor Muerte”, exhibe así su colección de cadáveres humanos, conservados bajo la técnica de la plastinación para que no se alteren. Estos cuerpos sin vida fueron convertidos en inmortales cadáveres a través de la plastinación, extrayendo todos los líquidos corporales que fueron sustituidos posteriormente por resinas y materiales plásticos. Todos ellos forman parte de la exposición. A día de hoy siguen llegando donaciones en forma de cadáveres que son conservados para fines didácticos.

Asimismo, este museo tiene exposiciones itinerantes tales como ‘Anatomía de la felicidad’ o ‘La historia del corazón’ que profundizan en la estructura de nuestro cuerpo en diferentes actividades.

El Museo del Ser Humano alemán abrió sus puertas en 2015.

Museo de las Brujas

Ubicado en el antiguo hospital de Zugarramurdi, en Navarra, España, el Museo de las Brujas fue inaugurado en 2007. Este sitio que convoca a los viajeros que llegan a estar región española, no está muy lejos de las cuevas de Zugarramurdi.

Este espacio museístico es un homenaje a las personas, hombres y mujeres, que fueron víctimas de una situación social trasnochada, de una ola de pánico brujeril, y de una Inquisición que necesitaba imponer su autoridad. Un espacio de duelo y recuerdo, un lugar donde contar interesantes historias, en su contexto, con sus matices de luz y oscurantismo, de forma rigurosa pero también amena y apasionante.

Museo de la Tortura

La capital de los Países Bajos, Ámsterdam, cuenta con más de 50 museos, pero pocos son tan extraños y espeluznantes como el Museo de la Tortura.

Situado en el centro de la ciudad, este espacio ofrece una imagen vívida del doloroso pasado del viejo continente, en el que encontraremos una gran cantidad de instrumentos de castigo de diferentes partes de Europa, desde la silla de tortura de la Inquisición a la guillotina.

Es un museo tétrico donde se exponen los objetos más dantescos y crueles que nos podamos imaginar.

(DIB)