Ellas comienzan a manejar más tarde, manifiestan más miedo al volante, sufren más violencia en la calle y la brecha salarial las perjudica para acceder a comprar un vehículo. La cifra es baja, pero la tendencia está en alza. Qué políticas impulsa el Estado para que más mujeres conduzcan en transporte público.
Los registros para conductoras de vehículos particulares o profesionales sólo alcanzan un 28%, reveló un estudio que explica que ellas comienzan a manejar más tarde, que manifiestan más miedo al volante, sufren más violencia en la vía pública, y que la brecha salarial las perjudica, también, para acceder a comprar un vehículo, si bien mejoró la situación si se comparan los datos de los últimos 10 años.
La cifra de conductoras sigue siendo baja pero se ubica en alza, ya que los últimos datos difundidos por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) indicaron que del total de licencias de conducir emitidas en 2021 a nivel nacional, cerca de un tercio corresponden a mujeres, el valor más alto desde 2010.
La socióloga del Conicet y especialista en movilidad urbana Leda Pereyra destacó los datos de una encuesta que trabajó sobre la temática junto a la empresa de seguros La Caja y con aportes de la organización Mujeres al Volante, y que mostró que 7 de cada 10 mujeres no cuentan con licencias de conducir.
Por otra parte, encontró que la edad promedio en que empiezan a conducir supera a la de los varones, en tanto más de la mitad de ellos obtienen su licencia hasta los 18 años.
“Este fenómeno se condice con el menor incentivo que de jóvenes reciben las mujeres para aprender a manejar o sacar la licencia, reflejado incluso en que los juguetes que utilizan de pequeñas están poco vinculados al mundo vial como conductoras particulares y/o profesionales”, analizó la socióloga.
El miedo es una limitante: el estudio identificó que el 91% de las encuestadas lo consideran una barrera a pesar de su deseo de aprender a manejar.
“Muchas mujeres manifiestan miedos para lograr sacar su licencia, o incluso mujeres que ya la han sacado no logran vencer los temores para poder conducir en las calles”, señaló Luly Dietrich, creadora de la comunidad Mujeres al Volante.
Y explicó que estos miedos tienen distintos orígenes: inseguridades propias, accidentes vividos de más chicas o temor a provocar un accidente.
“En la mayoría de las familias sólo los varones conducen, y las enseñanzas para aprender a hacerlo suelen ser destinadas a los hijos varones. Muchas mujeres obtienen su licencia de conducir más grande, mientras que los varones ya establecen un vínculo y pierden el miedo a conducir a más temprana edad”, agregó.
Además, la percepción de riesgo es más alta en las mujeres.
Ellas “experimentan mayores situaciones de violencia” en el escenario vial que los varones y “sienten menos confianza o seguridad” que ellos al transitar el espacio público, sobre todo cuando se trata de un auto o moto y cuando caminan por la calle, añadió Dietrich.
Esta percepción y reconocimiento diferencial de la experiencia de movilidad se advierte principalmente entre las mujeres y entre las personas más jóvenes de entre 18 y 24 años y residentes en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA).
El estudio se basó en una muestra de 400 casos compuesta por 50% mujeres y 50% varones de entre 18 y 60 años, distribuida geográficamente en AMBA (50%), Mendoza (15%), Córdoba (15%), Tucumán (10%) y Río Negro (10%).
La violencia que sufren las mujeres en la vía pública es identificada mayoritariamente por la población más joven, en comparación a otros grupos etarios, reveló el informe.
Otro aporte del análisis es que a la gran mayoría de las personas les resulta indistinto que sea una mujer o un varón quien conduce un colectivo o un taxi o remis o vehículos de apps de traslado.
En este aspecto, entre las encuestadas “hay una mayor percepción de seguridad cuando la conductora de este tipo de servicios es mujer”, contó Leda.
“Hoy emerge el incremento en el uso profesional del auto por parte de las mujeres, lo que constituye una oportunidad de salida laboral en el actual contexto. Esto podría precisar del apoyo por parte de las políticas públicas y empresariales focalizadas en promover la participación de las mujeres en el transporte, sector que históricamente ha sido altamente masculinizado”, añadió la investigadora del Conicet.
En el mundo motoquero aún no se registra una presencia fuerte de las mujeres en la conducción.
En las ciudades alcanzadas por este estudio, las mujeres solo representan entre el 14% (AMBA) y el 30% (Córdoba) de los viajes hechos como conductoras de moto o ciclomotor.
Un dato que resalta es que que 7 de 10 personas encuestadas coinciden en que las mujeres manejan igual de bien o mal que los varones “comprobando así que comienzan a desarmarse en el imaginario social los prejuicios que históricamente asociaban a las mujeres con manejar mal, situación que las exponía a situaciones de violencia cotidiana en su tránsito vial”, resaltó la profesional.
Una realidad no menor que señala la comunidad Mujeres al Volante es que la brecha salarial que perjudica a las mujeres hace que la capacidad de ahorro de muchas de ellas sea menor, por lo que es más difícil el acceso a la compra y mantenimiento de un vehículo.
Una de las políticas públicas inclusivas en el área la lleva adelante el Ministerio de Transporte de Nación con el Programa para la Promoción e Inclusión de Mujeres en la Actividad del Transporte Automotor que creó un registro para que se inscriban las mayores de 21 años que quieran trabajar como conductoras de colectivo y ya poseen licencia habilitante.
La nómina de las inscriptas puede consultarse en https://tramitesadistancia.gob.ar/tramitesadistancia/detalle-tipo?id=2547.
Mirtha Sisnero fue la primera en acudir a la justicia en 2008 reclamando su derecho a ser chofer, y un fallo de la Corte Suprema le dio la razón en 2014.
Erica Borda, que maneja colectivos desde 1999, que en 2014 presentó, con el patrocinio de la Defensoría General de la Nación un amparo colectivo por discriminación contra las mujeres que pretendían trabajar como choferes en el transporte público de pasajeros y ganó su derecho, es otra de las pioneras que impulsaron el cambio cultural y de las políticas públicas.
POR SILVINA MOLINA. Fuente: Télam