Los centros de datos son responsables del 1% de las emisiones de efecto invernadero.
El avance de la inteligencia artificial ha generado mucho interés a nivel mundial, incluso en los científicos que se preguntan cuáles pueden ser los alcances medioambientales de estas tecnologías, como ChatGPT de Open AI.
La respuesta directa que han dado los investigadores es que estos sistemas generan contaminación por un motivo específico: consumo de energía para mantener el funcionamiento de las bases de datos.
Cómo contaminan las inteligencias artificiales
La clave del funcionamiento de estas tecnologías está en las bases de datos, que se almacenan en grandes cantidades en espacios físicos o digitales. Junto a esto hay un trabajo de entrenamiento para que la inteligencia artificial aprenda y de mejores respuestas.
“Entrenar estos modelos requiere una cantidad inmensa de potencia computacional. Ahora mismo solo las grandes tecnológicas pueden entrenarlos”, aseguró Carlos Gómez-Rodríguez, informático en la Universidad de La Coruña, a Wired.
Según estudios de Google el entrenamiento de GPT-3, el sistema en el que está basado ChatGPT, consumió 1.287 MWh y generó emisiones de más de 550 toneladas de carbono.
Otras investigaciones, como la de la Universidad de Massachusetts Amherst, encontraron genera tantas emisiones de efecto invernadero como lo harían cinco autos durante todo su ciclo de vida. Lo que pone un panorama aún más fuerte, si el entrenamiento se realiza constantemente.
Un ejemplo es lo que tendrá que hacer Bing con la integración del chatbot de Open AI, que solamente cuenta con información hasta 2021, pero que el buscador de Microsoft necesita esté actualizado, lo que representa un consumo energético constante para su aprendizaje.
La International Energy Agency asegura que los centros de datos, donde se almacena la información para el funcionamiento de este tipo de tecnologías, son responsables en la actualidad del 1% de las emisiones de efecto invernadero, una cifra que podría aumentar con el paso del tiempo ante la consolidación de estos sistemas en la vida diaria como ya está sucediendo.
Un panorama que las empresas implicadas en estos proyectos deben considerar, porque muchas de ellas tienen planes de reducir la contaminación que generan. Por ejemplo, Google quiere que para 2030 genere cero emisiones.
Chatbot en Google y Bing
Google confirmó que Bard está en camino y mostró cómo funcionará. Su uso será muy parecido a cómo funcionan otras herramientas de este tipo, en la que el usuario se encuentra con una interfaz de chat y a través de texto le hace consultas o peticiones, que luego responde la IA.
La empresa confirmó que por ahora están en fase de desarrollo y solo tienen acceso a él los ‘probadores de confianza’, por lo que el resto del público deberá esperar un tiempo más para verlo.
El objetivo de esto es reducir el margen de error al máximo para que funcione de manera óptima y resolver un tema que inquieta mucho a la plataforma sobre cómo esto puede afectar el tráfico de las páginas web, quienes son sus principales clientes en el buscador. Un equilibro importante de encontrar.
Por otro lado, Microsoft anunció el lanzamiento oficial de su nuevo buscador Bing, que incorporará a sus sistemas la tecnología de inteligencia artificial usada por ChatGPT en colaboración con la compañía desarrolladora del software, OpenAI.
De momento todo está en fase de pruebas y solamente mediante un proceso de solicitud se puede acceder al chatbot en el buscador. Por ahora se ha integrado con unas preguntas predeterminadas, que sirven de introducción para conocer cómo funcionará el sistema, complementando las consultas con información a un costado de la pantalla.
Por Juan Ríos
Fuente: Infobae