En la víspera del día mundial de esta enfermedad, los especialistas señalaron que es el noveno tipo de cáncer en prevalecia en ambos géneros y que es posible detectarlo de manera precoz con un análisis de orina o una ecografía.
Cada año se diagnostican unas 3.700 personas con cáncer de vejiga en Argentina, el noveno de incidencia para ambos sexos aunque es mucho más prevalente en varones, señaló un especialista en las vísperas del día mundial de esta enfermedad que se puede detectar de manera precoz con un análisis de orina y una ecografía, y de esta manera mejorar sustancialmente la posibilidad de cura.
“La aparición de sangre en la orina es un signo precoz de alarma al igual que la aparición de sangre en un análisis de sangre de rutina habitual. Los análisis de orina de rutina junto a la ecografía de vejiga en controles de salud son los medios más frecuentes de diagnóstico inicial y se pueden realizar cada año”, indicó a Télam el médico urólogo Norberto Bernardo, jefe del Servicio de Urología del Hospital de Clínicas.
“La aparición de sangre en la orina es un signo precoz de alarma al igual que la aparición de sangre en un análisis de sangre de rutina habitual” Norberto Bernardo
Según el Observatorio Global de Cáncer (Globocan), el cáncer de vejiga ocupa el noveno puesto en Argentina, con 3.785 nuevos casos cada año de los cuales 2.955 corresponden a varones y 830 a mujeres; además se estima que es responsable de 1.639 muertes anuales.
“La incidencia de cáncer de vejiga es más frecuente en el hombre que en la mujer. Uno de cada 28 hombres pueden padecer cáncer de vejiga mientras que en mujeres la estadística es de una de cada 90; en general esto se relaciona con el hábito del tabaco que se da con mayor frecuencia en varones que en mujeres”, sostuvo Bernardo, quien es además director del Centro Argentino de Urología.
Es que el vínculo entre tabaquismo y cáncer de vejiga está cada vez más probado: se estima que el 50% de todos los casos diagnosticados son por esta causa y que una persona que fuma tiene tres veces más riesgo de sufrirlo.
“La vejiga es el órgano del aparato urinario que se encarga de almacenar la orina antes de ser eliminada en la micción. Algunas sustancias que irritan la capa interna de la vejiga que se llama mucosa predisponen al desarrollo de tumores con el paso del tiempo”, explicó.
Como la vejiga es el órgano de almacenamiento de la orina en el cual permanece por más tiempo con sus sustancias de desecho “hay hábitos como el tabaco que aumentan la incidencia del cáncer de vejiga y también las personas que trabajan con colorantes que pueden absorberse a través de la piel como las anilinas aumentan el riesgo”, detalló.
En cuanto a la forma de presentación, el especialista, docente titular de la materia Urología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), dijo que “en tres de cada cuatro pacientes se presenta de manera no infiltrante o superficial, es decir que se desarrolla sin afectar la capa muscular de la vejiga; mientras que en un 25 por ciento de los casos se presentan infiltrando la capa muscular, estos se conocen como infiltrantes”.
Por oro lado, aclaró que no es lo mismo que el cáncer de próstata.
“El cáncer de próstata, que se da con más frecuencia que el de vejiga, se desarrolla en la glándula que está ubicada por debajo de la vejiga rodeando a la uretra y se encarga de la producción del semen que se elimina en la eyaculación”, explicó.
Respecto al pronóstico, indicó que “el carcinoma transicional de vejiga es curable y depende del diagnóstico precoz y de actuar oportunamente; si se actuó y se utilizan todos los recursos disponibles es curable, pero cuando el diagnóstico es tardío las posibilidades disminuyen”.
“La sobrevida a cinco años de un paciente de cáncer de vejiga depende del estadio inicial, es decir si compromete o no la capa muscular; aquellos que son superficiales, que no comprometen la capa muscular, tienen una sobrevida a los cinco años del 95%”, precisó Bernardo.
En tanto que “en aquellos que comprometen la capa muscular se reduce significativamente dependiendo que tenga compromiso regional en ganglios cuya sobrevida a 5 años es del 35% o que tenga metástasis a distancia, cuando disminuye hasta aproximadamente un 7% a los 5 años”.
En relación al tratamiento, la gran mayoría consiste en la resección endoscópica de vejiga que puede realizarse de dos formas: la resección transuretral convencional, que consiste en la extracción fragmentada del tumor de la vejiga, o la resección transuretral en bloque, que es la extracción del tumor como una unidad”.
“En aquellos casos que comprometen el músculo de la vejiga es necesario un abordaje multidisciplinario que incluya oncólogos, clínicos, urólogos y radioterapeutas; en la mayoría de los casos se plantea la terapia con quimio e inmunoterapia”, dijo a Télam.
Bernardo aseguró que “la terapia dirigida es otra alternativa; se trata del erdafitinib, un fármaco que se administra por boca que está aprobado para tratar a personas con carcinoma urotelial con metástasis o localmente avanzado con mutaciones en algunos genes (FGFR3 o FGFR2) después de recibir quimioterapia con platino”.
También explicó que se está investigando “quién podría beneficiarse más del tratamiento con erdafitinib”.
Finalmente, señaló que en los casos que se necesita extraer la vejiga (procedimiento se llama cistoprostatectomía radical), se requiere una derivación de la orina que puede ser a la creación de una nueva vejiga con intestino (neo vejiga ortotópica) o a la de un reservorio urinario que se exteriorice a través de la piel usando un segmento de intestino que es una derivación urinaria heterotópica.
Fuente: Télam