El cuerpo humano sintetiza en muy baja proporción ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 de cadena larga, por lo que deben obtenerse a través de la alimentación.
El Instituto Tecnología de Alimentos del INTA desarrolló un yogur funcional que aporta más del 50% de la ingesta diaria recomendada de Omega-3. Además, a través de nanotecnología, conserva sus características sensoriales, la estabilidad oxidativa y la calidad funcional por 28 días. Se trata de un producto que puede ser consumido por adultos mayores, personas gestantes y niños.
Los Omega-3, especialmente EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico), son ácidos grasos naturales con amplios beneficios para la salud cardiovascular, acción antinflamatoria, el desarrollo cerebral y ocular.
El cuerpo humano sintetiza en muy baja proporción ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 de cadena larga, por lo que deben obtenerse a través de la alimentación, en especial, a partir del consumo de productos de mar, como peces o algas.
El equipo de investigación del Área de Bioquímica y Nutrición, del Instituto Tecnología de Alimentos (ITA) de INTA Castelar desarrolló un yogur con cantidades funcionales de Omega-3 (entre 100 y 500 mg/200 ml de yogur).
Para vehiculizarlo, aplicaron la tecnología de nanoencapsulación de aceite marino que permitió mantener las características sensoriales, la estabilidad oxidativa y la calidad funcional del yogur hasta el final de la vida útil, de 28 días, a escala laboratorio.
“El yogur funcional desarrollado en nuestro laboratorio podría brindar una alternativa factible para mitigar la deficiencia de ácido graso Omega-3 en la dieta, dado que el yogur es un alimento fácil de adquirir y con amplia aceptabilidad en el mercado de productos lácteos extendido a nivel mundial”, subrayó Gabriela Díaz, investigadora del INTA.
El logro permitirá a mediano plazo, la posibilidad de avanzar en el escalado del prototipo a escala precomercial y el trabajo en colaboración con empresas para el desarrollo industrial mediante convenio. (DIB)