Es un manejo alternativo al uso de glifosato en el pastizal. En comparación, permite producir al año más cantidad de alimento para el ganado, con menores costos y de manera más sustentable en el largo plazo.

Paisaje típico de los pastizales templados de la Pampa Deprimida. Fotos: gentileza Joaquín Asad y Josefina De Paepe

Los pastizales de la Pampa Deprimida argentina son fundamentales para la ganadería extensiva. Como suelen producir poco forraje en invierno, los productores lo ‘promueven’ aplicando herbicidas a fines del verano para que estas especies no ‘compitan’ luego con las invernales. Pero, en el largo plazo, esto reduce la producción del pastizal. Un estudio de la FAUBA comparó este manejo vs. el pastoreo intensivo a fines del verano y halló que la producción forrajera anual aumentó un 11%. Destacan ventajas para la ganadería y el ambiente.

“La Pampa Deprimida posee la mayor superficie de pastizales templados del país. Son esenciales como sostén de la ganadería en la región aun cuando la producción de forraje se reduce drásticamente en el invierno”, dijo a Sobre La Tierra Joaquín Asad, egresado de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y becario doctoral del CONICET en la Universidad Nacional de Cuyo.

Los establecimientos analizados forman parte de la red de refugios de Fundación vida silvestre, ONG asesora en materia de sustentabilidad y biodiversidad

Para solucionar ese ‘bache’ productivo, los productores ‘promueven’ el forraje invernal aplicando herbicidas a finales del verano. Así evitan que crezcan especies capaces de competir con forrajeras clave de invierno —como el raigrás o la cebadilla criolla— cuando germinan y emergen”, comentó Joaquín.

Vacas pastoreando junto con sus crías en uno de los potreros manejados con promoción ‘a diente’

Asad investigó una forma alternativa de lograr el mismo objetivo sin usar agroquímicos: la promoción ‘a diente’. Se basa en concentrar al ganado en los potreros a fines del verano para realizar un pastoreo intensivo de las especies estivales.

“Nuestra idea fue, entonces, evaluar los impactos de ambas promociones. Para eso, estudiamos quince potreros de cuatro establecimientos de General Lavalle, provincia de Buenos Aires, entre 2013 y 2019. Al final de ese período, por medio de imágenes satelitales comparamos la cantidad de forraje producido”, señaló.

Los resultados de Asad evidencian el buen desempeño del pastoreo intensivo. “La promoción ‘a diente’ produjo, en promedio, casi 6.500 kg de forraje por hectárea al año, un 11% más que la promoción con glifosato”. Estos resultados fueron publicados en la revista científica Rangeland Ecology & Management.

La productividad mensual del pastizal (promedio de 7 años) con la promoción ‘a diente’ superó significativamente a la del glifosato

A su vez, Joaquín determinó que la promoción con glifosato en las lomas —ambientes muy favorables— produjo hasta 100 kg más de forraje por hectárea y por mes durante el invierno. Sin embargo, cuando evaluó la producción anual, halló que ésta se redujo a un promedio de 5.800 kg, el mismo nivel que tienen los ambientes poco favorables como los bajos salinos.

Equilibrar economía y ambiente

Por su parte, Josefina De Paepe, docente de Fertilidad y Fertilizantes en la FAUBA e investigadora del CONICET, subrayó: “Como no requiere herbicidas, la promoción con pastoreo intensivo es más económica. Esto es esencial para el productor, sobre todo en el contexto actual. El precio del glifosato se duplicó en los últimos cinco años”.

Y aclaró que este manejo también es más equilibrado en términos ecológicos porque evita los impactos negativos de los herbicidas en la biodiversidad del pastizal. Según la investigadora, esto demuestra que la producción ganadera puede ir de la mano con la conservación.

Ñandúes nativos conviviendo con ganado vacuno. Según De Paepe, la producción ganadera puede ir de la mano con la conservación

A modo de cierre, De Paepe expresó: “Es importante pensar alternativas sustentables de manejo. Por eso, creemos que, a futuro, esta línea de trabajo debería profundizar en los efectos del glifosato en el banco de semillas y en el carbono y la biota del suelo”.

Por: Santiago E. Zagaglia (SLT-FAUBA)