Por Eduardo Rivas – El pasado miércoles los zarateños nos encontramos con que éramos noticia a nivel nacional, y de una de las formas más tristes, puesto que el día anterior la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich había presentado Estadística Criminal realizada sobre el período 2015-2016, y en ella Zárate ocupa el sexto lugar en el nefasto ranking de las 10 ciudades con mayor índice de homicidios dolosos del país.
Este índice, que no se realizaba desde 2008, parafraseando al entonces ministro Kicillof, quizás para no estigmatizar a los homicidas, y que se realiza por segundo año consecutivo pudiendo analizarse, en consecuencia, las evoluciones en los indicadores, pone en claro sobre oscuro una realidad que todos los ciudadanos vivimos y que quienes deben atacarla, es decir el Intendente, sus funcionarios y las fuerzas a su cargo, procuro morigerar.
Según esta estadística, en Zárate se cometieron en el año 2016 13,9 homicidios cada 100.000 habitantes, lo que generó que nuestra ciudad pasara del puesto 60 en el año 2015 al citado puesto 6 del año 2016, lo que se convirtió en la peor caída interanual del estudio. Y lamentablemente no es el único indicador en el cual Zárate empeoró su situación respecto a un año atrás, similar situación se vive respecto a los robos a la propiedad, los hurto y hasta las violaciones.
Lo particular de esta información es que en el mismo período la tasa de homicidios en el país disminuyó un 6%, es decir, hoy se producen en Argentina menos homicidios que un año atrás, pero en Zárate se producen más… y de los que se producen en el país, en Zárate se cometieron el pasado año, un porcentaje mayor.
¿Qué tendrán para decir las autoridades locales al respecto? ¿Seguirán intentando tapar el sol con un dedo o asumirán de una vez por todas que la situación es grave y cada vez peor? ¿Asumirán su cuota de responsabilidad en la situación o seguirán creyendo que esto se debe al gobierno nacional?
Lamentablemente poco podemos esperar a respecto, puesto que en lugar de salir y dar la cara como debieran hacerlo los funcionarios del área, encabezados por el Intendente Municipal, contándole a la ciudadanía cuáles son las políticas implementadas y a implementar para combatir este flagelo, el Municipio prefiere seguir metiendo la cabeza bajo la tierra como el avestruz, creyendo que si no se lo reconoce, el problema no existe.
El mismo Municipio que reconoce no contar con dinero para poder implementar más políticas de seguridad, pero en paralelo organiza clases de zumba, se enfrenta hoy a una realidad incontrastable. La ciudadanía cuenta para sí con las estadísticas que el propio Municipio no tiene o no comparte.
¿Cuál será la evaluación que haga a partir de esta información la ciudadanía? ¿Bastarán las obras públicas, los shows artísticos y los fuegos artificiales para maquillar una realidad que golpea de manera cada vez más dura? ¿Canalizará su bronca con el voto en agosto y octubre o seguirá privilegiando el pan y circo? El tiempo nos dará las respuestas.
Paradójicamente, y como en un paso tragicómico que ya hemos expuesto en esta misma columna, el Municipio eligió como slogan propio el ‘Zárate, ciudad para la vida’, ¿adecuarán la frase como supieron adecuar el isologo municipal y abandonaron el celeste característico del Frente para la Victoria tras su derrota en las elecciones de 2015? ¿Seguirán teniendo la caradurez de hablar de ciudad para la vida cuando la realidad golpea con tanta dureza?
Son muchas las preguntas que quedan sin respuestas por parte de un Municipio que no da respuestas sino monologa, ¿cambiará algo ahora que todos sabemos lo ocurre y ya no son datos en manos de pocos y ‘sensación’ en la cabeza de muchos? El Intendente tiene la palabra… pero probablemente no las respuestas.