Un tema que preocupa y afecta, es motivo de este informe que involucra una investigaciòn de un equipo de profesionales de Kinesiología detectó que el 60 por ciento de los estudiantes de primaria presentan indicios de dolor por patologías en la columna vertebral. Proponen una educación postural colectiva para prevenir la aparición de escoliosis y cifosis en los más chicos. Importante consejo para los chicos en edad escolar.
Docentes y estudiantes de primer año de Kinesiología de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) salieron del aula para detectar, en distintas escuelas de la comuna, indicios de escoliosis y cifosis, y encontrar sus causas.
Luego de trabajar con más de 500 chicos de entre 9 y 12 años, hallaron que el peso excesivo de las mochilas, las horas de sedentarismo y la postura inadecuada durante las horas de quietud son los principales comportamientos que pueden deformar la espalda. Un dato: tan solo el 6,7 por ciento del total realiza actividades físicas por fuera del horario escolar.
El director del proyecto, el kinesiólogo, fisiatra y docente Esteban Ferrari, explicó a CTyS-UNLaM que “en esta franja etaria se produce el cerramiento de los núcleos de osificación de la columna, que comienza a endurecerse”. En este sentido, exhorta a mejorar los hábitos y la conducta postural antes de este punto de inflexión.
La escoliosis es una desviación lateral de la columna que, vista de frente, forma una suerte de “s”, mientras que la cifosis, vista de perfil, forma una joroba. Ambas provocan pie plano, una deformación del arco de la planta del pie. Cuando estas patologías se asientan, los tratamientos actúan como una “segunda prevención”: no recuperan la forma original de la columna pero evitan el avance del problema.
Para evitar que estas patologías se produzcan en los chicos, el equipo universitario se basó en la idea de “visión comunitaria”, en la que se trabaja con la persona sana en forma grupal y en contacto con su contexto ambiental. “Se trata de detectar cual es la población que tiene un modo de vida no saludable para actuar y modificar esa conducta”, explica Ferrari.
Los datos
A la hora de observar cuales son los factores que promueven las malas posturas, se encontró que las mochilas mal ajustadas y las bandoleras son las que más frecuentemente generan dolencias en los chicos. El peso que cargan también influye: si bien el 54,2 por ciento lleva menos del 10 por ciento de su propio peso, un 15 por ciento de los alumnos carga peso excesivo (más del 20 por ciento de su peso).
Casi el 60 por ciento de los alumnos sienten dolor en las zonas como los hombros, la columna dorsal, la región lumbar y en la región cervical. El 10 por ciento de ellos lo padece de forma constante. Si bien son más de la mitad los encuestados que manifestaron estos síntomas (en su mayoría, de forma eventual), solo el 14 por ciento consultó a un médico por sus dolencias.
Al momento de la observación de la columna vertebral, los universitarios encontraron que, del total de niños, 201 chicos presentaron “saliencias” en uno u otro omóplato y en ambos a la vez. Luego, cuando analizaron las conductas posturales, identificaron desviaciones en el plano frontal de la columna dorsal y casos de pie plano con bastante frecuencia.
Con estos resultados, el equipo concluyó que “tanto los niños como sus padres tienen poca percepción del riesgo y cuidado en relación a las tendencias posturales habituales”, lo que se evidencia por “la elección del bolso, la distribución de los libros dentro de las mochilas, en el uso de las mismas y en la relación peso corporal niño y peso del bolso”.
La importancia de prevenir
Las deformaciones agudas de la columna vertebral pueden generar diversas patologías, desde mareos, zumbidos en los oídos, dolores crónicos cervicales, dorsales y lumbares, y hasta comprometer el tejido cardíaco y pulmonar por la presión que ejercen sobre los órganos.
De ahí la importancia de detectar las transformaciones de la columna tempranamente a partir de la observación del comportamiento de los niños. En este proyecto, los alumnos devenidos kinesiólogos detectan indicios de dolor en la forma despareja en la que algunos alumnos se sientan y realizan sus actividades.
Al término de cada cuatrimestre, se organizan encuentros con los padres, los alumnos y los docentes de la escuela para concientizar acerca de los hábitos poco saludables, adoptar nuevas estrategias para evitar el peso excesivo de carga, el sedentarismo y las dietas inadecuadas, y adquirir una correcta “higiene postural”.
“Creemos que el abordaje de la salud tiene que ser integral, en el que cada niño tenga una alimentación y actividades físicas acordes a sus necesidades. Lo que sí es recomendable para todos es disminuir el consumo de comidas chatarras, y aumentar el consumo de frutas y verduras. La actividad física es insustituible, pero también hay que adecuarla al biotipo de cada chico, y a sus gustos personales”, explica Ferrari.
Sobre la experiencia educativa, el docente destaca la posibilidad que tienen los estudiantes de la UNLaM de tomar contacto con la profesión desde los comienzos de la carrera. “Los kinesiólogos que reciben de esta universidad —concluye—tienen el plus de la formación comunitaria que los transforma en agentes de salud con una visión transversal. Y eso es revolucionario”.