Especialistas del INTA trabajan en la caracterización de los distintos tipos de miel que se encuentran en el país según el origen botánico del néctar utilizado por las abejas.
Mono o multiflorales, de pradera o monte, de eucalyptus, naranjos o limoneros, las posibilidades de caracterización de las mieles que posee la Argentina representan una oportunidad para los apicultores. Por esto, investigadores del Programa Nacional Apícola del INTA (Proapi) junto con especialistas del INTI, Universidades y gobiernos provinciales trabajan en la determinación floral, sensorial y de las características físico-químicas de más de 80 variedades de miel que se pueden obtener y consumir en el país.
“No es muy sencillo cuantificar cuántos tipos de miel hay en el país, ya que dependen de la flora espontánea y de los cultivos de cada región”, aseguró Laura Gurini, especialista en caracterización de mieles del INTA, y señaló: “Podemos estimar que puede haber más de 80 variedades”.
“No hay una miel que sea igual a otra, y es por esto que en el mercado se pueden encontrar mieles con diferentes características de color, olor, aroma y gusto”, analizó Gurini. “Lo que las diferencia es el origen botánico del que provino el néctar que utilizó la abeja, es decir, las flores que visitó para producir la miel”, explicó.
En general, los consumidores creen que las mieles claras son de mejor calidad que las oscuras, concepto que no se basa en datos reales.
Conocer la oferta de mieles que se produce en cada región será una herramienta no sólo para generar conocimiento sobre las características físico-químicas, palinológicas y sensoriales de las mieles, sino que permitirá agregarle valor mediante la venta diferenciada.
“Es necesario contar con información generada en el país acerca de las características de nuestras mieles, ya que la información que dio origen a las resoluciones anteriores se apoya en las características de mieles europeas”, reflexiona Gurini.
Técnicamente, las mieles de flores son elaboradas por las abejas a partir del néctar de las plantas visitadas. En cambio, las mieles de mielada no contienen polen, o está en muy bajos porcentajes, y son originadas a partir de secreciones de algunas plantas o excreciones de insectos que se alimentan de savia y eliminan sustancias dulces que no han podido digerir.
En la actualidad, hay 22 tipos de mieles diferentes que poseen algún avance en los estudios de caracterización: algarrobo, atamisqui, quebracho colorado, piquillín, abrepuño, caldén, flor azul, aliso de río, caá-tay, alfalfa, tréboles, mistol, girasol, Eucalyptus, neneo, radal, chilca, Citrus, limón de Tucumán, miel de pradera, delta y monte.