Mirar el mundo a través de pantallas: ¿qué es el estrés visual y cómo afecta a nuestros ojos?

Un día en la cotidianeidad: pasamos de la tele, al celular, de la compu a la tablet, quizás sin levantar mirada. Llegamos a la noche con la “vista cansada”. Pero, ¿sabemos en realidad cómo afectan estos artefactos a nuestra salud ocular? El estrés visual existe, según describen los expertos, y puede desencadenar en problemas aún mayores.

El término médico para definir esta situación es “astenopia” (o “cansancio visual”). Los médicos oftalmólogos del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO) lo describen como “un conjunto de molestias oculares que aparecen como consecuencia de un esfuerzo prolongado de la visión”.

Los ojos tienen que adaptarse continuamente a diferentes situaciones de iluminación, pero fundamentalmente con las nuevas tecnologías, a fijar la atención en pantallas ubicadas a corta distancia, situación que exige un esfuerzo continuo del sistema de acomodación o enfoque.

La pupila se dilata cuando la iluminación del ambiente disminuye y se achica cuando estamos en un ambiente intensamente iluminado. También la retina (membrana sensible de nuestros ojos en donde el estímulo luminoso se convierte en una señal eléctrica que se transmite al área visual del cerebro) tiene la capacidad de adaptarse a estos cambios de iluminación.


Este trastorno, cada vez más frecuente en la población, puede manifestarse por una molesta sensación de cansancio ocular, enrojecimiento de los ojos, visión borrosa o doble, ojos secos, lagrimeo excesivo, dificultad para enfocar y, en algunos casos, puede ir acompañado por dolor de cabeza, mareos e incluso insomnio.


¿QUÉ SUCEDE CON LOS CHICOS?

Hasta el año 2011 había un consenso general sobre el impacto negativo de las pantallas en menores de dos años y se recomendaba no exponerlos. Hoy la Academia Americana de Pediatría acepta el uso de video chat (como Skype) en menores de 18 meses ya que es una forma de interaccionar con los seres queridos y considera que no es negativo el uso de aplicaciones interactivas de calidad, siempre como una actividad en la cual también participe un adulto junto con el niño.

“El tiempo máximo de exposición a pantallas en niños de entre dos y cinco años es de una hora diaria. En esta franja de edad es muy importante que sean los padres los que elijan los contenidos. La televisión y el resto de medios digitales no deben convertirse en una niñera ni en un objeto de consuelo”, sostuvo.


“Entre los 5 y 12 años el tiempo de exposición a pantallas puede ir aumentando de 60 a 90 minutos diarios en la infancia hasta la pubertad. Está demostrado que pasar demasiadas horas ante las pantallas favorece el sedentarismo y la obesidad infantil”, agregó.


Fuente: DIB