La madre de las bienales, que abre hoy, se enfoca en las cuestiones de época: de las fake news y el Brexit a Trump y lo digital. La invitación es casi una provocación para creadores de todo el mundo.
Pleno sol para celebrar la 58a edición de la Bienal de Venecia dirigida por Ralph Rugoff, un neoyorquino criado en el Greenwich Village que estudió semiótica y está al frente de la influyente Hayward Gallery de Londres desde hace 13 años.
A él le toca dirigir la madre de todas las bienales en un mundo atravesado por interrogantes, preocupado por el destino del planeta, por la invasión de las fake news, el irreversible cambio al paradigma digital, el cisma del Brexit y el factor Trump, claro.
Sin embargo, frente a este escenario en apariencia apocalíptico Rugoff plantea un lema, si se quiere, optimista o, al menos, ambiguo: “Ojalá vivas en tiempos interesantes”.
La frase está más cerca de ser un interrogante que una afirmación y resulta casi una provocación para los artistas. Ellos deberán recoger el guante y encontrar un camino en el futuro a los enigmas del presente. Eso es la Biennale.
La selección de Rugoff se ha reducido en número, pero dobló la apuesta, son 79 artistas y cada uno deberá presentar dos obras: una en los Giardini, el trazado imperial de la bienal, y otra en los Arsenales, la arena más doméstica, donde el juego toma mayores riesgos. Los arsenales eran los galpones para guardar la cordería y los enseres de los barcos cuando Marco Polo se aventuraba en la ruta de la seda y Venecia era la meca de todos los tesoros.
Durante su visita de noviembre a Buenos Aires, Rugoff aseguró que su lema para este encuentro derivaba de un supuesto proverbio chino, probablemente falso, del que habían sacado amplio provecho los políticos en las buenas y en las malas. El desafío valió la pena y el resultado se verá en pocos días.
Empeñados en vivir tiempos interesantes, los artistas de su “selección”, incluidos los argentinos Ad Minoliti y Tomás Saraceno, trabajan para hacer del arte oportunidad de reflexión y motor de cambio. En los elegidos del director no hay ningún español, hay indios y chinos. No es casual: hacia allí estamos mirando todos.
Fuente: La Nación