Por Eduardo Rivas – Por segunda vez en menos de veinte años los argentinos vemos como la Justicia procesa por asociación ilícita a un ex Jefe de Estado. Por segunda vez en menos de veinte años el ex Jefe de Estado procesado es peronista.
Esto, que puede ser un hecho casual y menor, no lo es en un país acostumbrado a evaluar todas sus cuestiones de manera dicotómica, que hace que los victimarios pretendan convertirse en víctimas y acusar al Poder Ejecutivo en ejercicio como responsable de una caza de Brujas en su contra, ocurrió con Carlos Saúl Menem y sucede con Cristina Fernández.
Sin embargo, el fallo que firmara el pasado martes el Juez Ercolini es contundente en cuanto a sus conceptos, pues hace corresponsable a la ex Presidente de los delitos de asociación ilícita y administración fraudulenta agravada por haberse cometido en perjuicio de una administración pública, por entender que ‘Fernández ejerció un rol preponderante para que la maniobra fuese llevada a cabo’. Es decir que gracias a su participación, una asociación ilícita compuesta por muchos de los funcionarios de mayor confianza del ex Presidente Kirchner y la ex Presidente Fernández cooptó el Estado para su provecho personal, y a través de diversas herramientas legales otorgaba la mayor cantidad de obras viales de las Provincia de Santa Cruz a Lázaro Báez, quien está preso por presunto lavado de dinero en una causa que involucra, cómo no, a la ex Presidente Fernández, quien es socia del reo Báez.
Según reseña el Juez en su fallo de 794 fojas, ‘de un total de ochenta y ocho obras llevadas a cabo en esa jurisdicción en el período 2004-2015, cincuenta y dos obras se contrataron con empresas relacionadas con Báez’, obras que además no fueron cumplimentadas pese a haber sido abonadas en su totalidad la mayoría de ellas.
Avanza Ercolini y sostiene que la ex Presidente ha ‘formado parte de una asociación, la que habría funcionado al menos, entre el 8 de mayo del año 2003 y el 9 de diciembre de 2015, destinada a cometer delitos, para apoderarse ilegítimamente y de forma deliberada de los fondos asignados a la obra pública vial, en principio, en la provincia de Santa Cruz’.
Resulta contundente el fallo del Magistrado quien encuentra relaciones entre esta causa y otras por las cuales está denunciada, y en algunos casos imputada, la ex Presidente Fernández, puesto que esta es una cara de la moneda que se complementa con el pago de habitaciones de hotel, por parte de Báez, en negocios propiedad de la familia Kirchner, con lo cual se completa la vuelta del pago de comisiones por los favores recibido en el otorgamiento de licitaciones de obra pública.
Por este procesamiento, la Justicia embargó a Cristina Fernández por $ 10.000 millones, o lo que es lo mismo, por el equivalente a 1.240.694,8 salarios mínimos vitales y móviles del país, que asciende a $ 8.060. Cualquiera podría creer exagerada esta cifra, pero para quien hace unos años justificara su incremento patrimonial en haber sido una ‘abogada exitosa’, no resulta tan desproporcionada, puesto que durante los mandatos presidenciales de su marido y los suyos propios, incrementó su patrimonio en alrededor del 1000%.
Estos hechos, que de por si son reprobables y escandalosos se magnifican cuando se observa el relato oficial de la época que ubicaba la razón de ser del gobierno peronista en su preocupación por los más necesitados, y mientras el 25% de la población vivía en la pobreza y había un 40% de inflación anual, las arcas personales de los funcionarios se engrosaban copiosamente.
Deberá ahora la ex Presidente defender su honor y su inocencia ante la Justicia que entiende que, en palabras del juez Ercolini, ‘estamos frente a un acontecimiento de gravedad institucional sin precedentes dados los pormenores que componen la maniobra que se le achaca, toda vez que durante los años en los que perduró su mandato, permitió mediante su inacción que las diversas irregularidades que lograron ser desentrañadas y que compusieron una trama criminal de una complejidad inusitada, acaecieran’ puesto que Cristina Fernández ‘habría omitido su deber de administrar y cuidar fielmente los bienes del Estado que estaban bajo la órbita de su responsabilidad, en su función de su calidad de jefa de gobierno y responsable política de la administración general del país’.
Por todo esto, entre otras cosas, frente al tradicional discurso dicotómico peronista de Patria o Antipatria en el que la Antipatria va adquiriendo diversas y variadas formas según la conveniencia y el oportunismo del momento, devenido durante el último gobierno peronista en el slogan de ‘La Patria es el otro’, prefiero enrolarme como Charly García hace casi 40 años con aquel ´si ellos son la Patria yo soy extranjero’.