Según el INDEC, el 10,2% de la población argentina tiene algún tipo de discapacidad y sólo un 32,2% tiene empleo. Los prejuicios son una barrera.
Que cómo hacen para llegar al trabajo. Que quizá ‘incomodan’ a sus compañeros. Que puede que los jefes no sepan cómo exigirles como a los demás. Que tenerlos es “más caro” que no tenerlos. Antes que inclusión, el mundo laboral está repleto de prejuicios sobre las personas con discapacidad. Por eso, sólo 1 de cada 3 logra conseguir un empleo en Argentina.
La cifra parte del último registro del Estudio Nacional sobre el Perfil de las Personas con Discapacidad que el INDEC publicó en junio: el 10,2% de la población argentina tiene algún tipo de discapacidad y solo el 32,2% tienen trabajo. Los varones tienen una tasa de empleo de 40,3%, mientras que la de las mujeres alcanza un 25,8%.
A pesar de que se apliquen normativas, capacitaciones y se promueva la concientización, en la sociedad aún existen empleadores o empresas que siguen reacios al tema, “en su mayoría por desconocimiento”.
Así lo dijeron los expertos que este lunes se reunieron en el Forum “Diversidad Generacional e Integración”, realizado por la Organización Internacional de Directivos de Capital Humano (DCH) y la IAE Business School de la Universidad Austral. Los especialistas entrevistados por Clarín, coinciden y hablan de números de desocupación aún mayores.
“Una de las claves para poder avanzar en la inclusión laboral de las personas con discapacidad es derribar todos esos mitos. El principal: que no suman en el trabajo”, dice a Clarín Luis Rodríguez, director de Puentes de Luz.
Motivado por su hermana con Síndrome de Down, es el psicólogo que está al frente de la asociación civil sin fines de lucro creada en 2006 para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y sus familias en San Martín de los Andes.
“El cupo del 4% para personas con discapacidad que se debe cumplir en el Estado (es del 5% en la Ciudad de Buenos Aires) no tiene números claros. No sabemos cuánto se cumple o no efectivamente en todo el país”, agrega.
Mientras, en esa chacra de dos hectáreas en San Martín de los Andes, surgió y funciona el proyecto Sabor Natural, un emprendimiento productivo que busca fomentar la capacitación de oficios y la inserción laboral a personas con discapacidad, a través del trabajo en una granja y huerta orgánica de frutos regionales para la elaboración de mermeladas artesanales y hierbas aromáticas para blends de especias.
Él habla desde el Sur, cuando en el interior del país la cifra de desempleo, dice, “siempre estimativa”, es mayor.
Según un informe de la Auditoría General de la ciudad de Buenos Aires, publicado a comienzo de noviembre, “los agentes con necesidades especiales ascienden al 0,86 por ciento del total” del Poder Ejecutivo porteño, lejos del cupo del 5% estipulado por la ley 1.502 promulgada en 2004.
Sólo 1.324 sobre 154.366 agentes que se desempeñan en el gobierno porteño son personas con discapacidad, cálculo que toma en cuenta a aquellos empleados que revisten en el escalafón general, en la carrera profesional hospitalaria y bajo el Estatuto del Docente.
Contra todos esos prejuicios per se, las pocas compañías que tienen programas de inclusión en nuestro país aseguran que la diversidad tiene un efecto positivo en el clima laboral y redunda en mejores ideas y en soluciones más completas para los clientes.
Clarín