Por Dr. Martín Matzkin – La guerra determina la existencia de una adversidad entre voluntades humanas. ¿Podemos decir que el Covid-19 es un enemigo bajo esa premisa?. La respuesta es no.
Su conformación genética y su encima puntera no hacen más que pensar que no llega ni siquiera a la categoría de zombi. Sin embargo, no podemos negar que es un viviente muy peligroso. En una guerra debemos saber siempre quién es el enemigo. El COVID-19 no lo es.
Pero por cierto es peligroso como cualquier arma. Aquí subyace la cuestión.
El Covid-19 no es el enemigo porque carece de voluntad e intención, pero si es un arma. Entonces, ¿contra quién debemos luchar, contra el arma o contra quien empuña el arma?; porque es quien, en definitiva, es el enemigo.
El Enemigo es aquel que lo diseñó y lo utiliza contra la población incluso provocando bajas propias por fuego amigo y necesario para vencer.
¿El enemigo es el laboratorio de la Guerra Biológica de Wuhan?
¿Es enemigo por negligencia o por dolo directo?
Cuando los Políticos carentes de un conocimiento mínimo en estrategia, temática bélica y geopolítica, dicen que estamos frente a una guerra contra un enemigo invisible, no hacen otra cosa que expresar su ignorancia.
De confirmarse lo ya descontado por el mundo del conocimiento, el enemigo ya es visible y es CHINA y una de sus armas es el Coronavirus.
Ahora bien. El mundo entero compra insumos al enemigo y recibe ayuda del mismo. Rara guerra, diríamos. La verdad es que nos encontramos frente a un enemigo con inteligencia de precisión, que fue capaz de conformar la mayor estratagema del siglo 21.
Para los que estudiamos estrategia y geopolítica con pasión y devoción, sabemos que estamos envueltos en una guerra de poder, en donde los grandes enemigos USA y CHINA están muy lejos de nuestra geografía. Pero bastó un solo infectado y fallecido en ARGENTINA para que nos convirtamos en beligerantes por defensa contra el verdadero enemigo, que como ya expresé no es el Coronavirus, sino China.