Desde este lunes, la mayoría de las ciudades del país ingresó en la fase 4 de la cuarentena, que consiste en una mayor apertura del comercio y la industria y supondrá la circulación de hasta el 75% de la población. En las localidades del Área Metropolitana, en tanto, el proceso será más lento y se habilitarán las actividades de manera más selectiva.
Para intentar comprender el impacto de esta apertura en la economía y en el sistema sanitario, Cippec realizó un “ranking” de proximidad para intentar establecer qué actividades requieren un mayor contacto y en cuáles es más fácil respetar la distancia social.
Según el trabajo, en las fases previas a la apertura de la cuarentena solo el 35% de los 11,6 millones de trabajadores en Argentina pertenecían a los sectores exceptuados del aislamiento. En tanto, un 20% realiza tareas no exceptuadas pero puede resolver su trabajo desde su casa, mientras que el 45% no pueden desempeñar tareas de forma remota, pero es el sector más necesitado.
Paradójicamente, los trabajadores cuyas tareas nunca estuvieron exceptuadas realizan tareas de alto contacto físico: se trata de labores asociadas a la salud o los servicios personales (cuidados de personas), cuya labor es esencial en la emergencia. Por el contrario, los trabajos de menor proximidad (administrativos, financieros y servicios profesionales) se encuentran prohibidos, aunque mayormente pueden realizar su tarea de forma remota.
Entre las tareas de proximidad baja se destacan además las tareas de servicio doméstico, aunque dentro del grupo se cuenta la administración pública, agricultura y minería y el segmento del comercio. Se trata de labores de bajo o nulo contacto.
La mayoría de las actividades se encuentran catalogadas como de proximidad media, como los comercios, la construcción y el transporte. En estas ramas las excepciones varían según el rubro (el transporte interurbano no está permitido pero el local sí, y no todas las tiendas pueden abrir).
Desigualdades
El informe de Cippec hace hincapié en las desigualdades económicas que surgen de las excepciones: es que el 45% (más de 5 millones de personas) que no está exceptuado ni puede realizar teletrabajo forma parte de los sectores más informales de la economía. En ese grupo, cuatro de cada cinco personas se encuentra en situación de informalidad, por lo que para cobrar debe efectivamente trabajar. Además, en su mayoría realizan tareas de baja calificación técnica.
Según el estudio, entonces, “es vital diseñar un esquema de reincorporación a los puestos de trabajo que les permita recuperar la autonomía económica minimizando el riesgo de salud para este grupo que es el más vulnerable”.
En ese marco, el trabajo elaborado por Ramiro Albrieu y Megan Ballesty advierte que la mayoría de los 5,3 millones de trabajadores no exceptuados, la gran mayoría no realiza trabajos de alto contacto: 800.000 desempeñan trabajos de proximidad baja, 3,6 millones de proximidad media y un millón son empleos de proximidad alta.
De hecho, se indica que en las ocupaciones vulnerables de proximidad media está el 30% de todos los ocupados, es decir, unos 3,6 millones de personas.
“El desafío que enfrenta la política pública es considerable: supone una reingeniería del proceso productivo de una magnitud sin precedentes, en un marco de urgencia sanitaria y económica y con recursos limitados”, indica el centro de estudios.
El problema del transporte
El problema para Cippec radica en que muchos de las labores de baja proximidad requieren el uso del transporte público para movilizarse a los lugares de trabajo. “Las personas con ocupaciones que cuentan con poca interacción se ven expuestas al riesgo sanitario en el tren, subte o colectivo”, indica el documento.
El estudio señala que las ocupaciones asociadas a ramas de actividad de servicios “utilizan intensivamente los medios de transporte público”, y sostiene que si se suman los trabajadores que utilizan el subte, el tren, el colectivo o una combi para concurrir al trabajo, en el sector del servicio doméstico y los servicios sociales y de salud llega al 44% del total, mientras que para la industria o la construcción, ese ratio es menor al 30%
Como conclusión desde Cippec se indicó que “el desafío que enfrenta la política pública supone una reingeniería del proceso productivo de una magnitud sin precedentes, en un marco de urgencia sanitaria y económica y con recursos limitados”.
(DIB) JG