Más de 500.000 personas viven con hepatitis B y C en Argentina, y el 70% no lo sabe
En el marco del Día Mundial contra la Hepatitis, la Sección de Hepatología y la Unidad de Trasplante Hepático del Hospital Británico promueven la generación de conciencia acerca de la importancia de la prevención y detección, precoz y efectiva, de Hepatitis Virales.
Existen diferentes tipos de hepatitis y diferentes maneras de contraerlas. La hepatitis A es una enfermedad aguda, esencialmente benigna, que se cura sola en la gran mayoría de los casos. Raramente el virus de la hepatitis A produce formas fulminantes que llevan a la muerte o a la necesidad de un trasplante. Se la puede contraer a través de agua y comida que estén contaminadas con materia fecal que contiene el virus, por lo que el bajo desarrollo sanitario de las comunidades tiene un impacto alto en su prevalencia. De todas maneras, la tasa de hepatitis A Fulminante disminuyó notablemente desde que se incorporó al calendario la vacuna en el primer año de vida.
La hepatitis B puede contraerse de manera sanguínea o sexual. Es una enfermedad que puede evolucionar a forma crónicas y producir cirrosis y cáncer hepático. La hepatitis B puede prevenirse con una vacuna que todos deben recibir y controlarse de manera muy efectiva con tratamientos antivirales. Sin embargo, esta hepatitis puede reactivarse si bajan las defensas como ocurre por ejemplo con la quimioterapia.
Por su parte, la hepatitis C que es la más frecuente en Argentina (la tiene alrededor del 1% de la población) evoluciona a formas crónicas en el 80%-90% de los casos y también puede producir cirrosis y cáncer hepático. Hoy la gran mayoría se curan con los nuevos tratamientos que son muy efectivos, de corta duración (8 a 12 semanas) y con muy pocos efectos adversos. Pero es fundamental conocer su existencia para abordarla con el tratamiento adecuado:
“Actualmente, más de 500.000 personas en Argentina viven con hepatitis B y C y sólo un 30% está diagnosticada. Esto genera dos problemas graves: el primero es el riesgo de contagiar a otras personas y el segundo es la posibilidad de que esta hepatitis evolucione con daño crónico del hígado”, explica el Dr. Luis Colombato, Staff de Hepatología del Hospital Británico.
El Hospital Británico posee una amplia experiencia en el manejo de las enfermedades hepáticas, cuenta con un plantel de profesionales de prestigio asistencial y académico, y dispone de todos los recursos para el diagnóstico, tratamiento de las hepatitis virales y sus consecuencias. Además, el Hospital Británico está posicionado como centro de referencia en trasplante hepático a nivel nacional.
Desde la Unidad de Trasplante Hepático, su jefe el Dr. Federico Villamil explica: “el trasplante está indicado en pacientes con enfermedades hepáticas avanzadas e irreversibles, para las que no se dispone de ningún tratamiento alternativo. El 80% de los trasplantes se realizan en personas con cirrosis hepática que es la etapa final de diversas enfermedades crónicas (como las hepatitis B o C, entre otras) luego de años o décadas de evolución. La indicación del 20% restante de los trasplantes es la hepatitis fulminante que se caracteriza por la destrucción acelerada y masiva del tejido hepático y se asocia a un muy elevado riesgo de muerte”.
Por ello, desde el Hospital Británico, sostienen que es primordial la detección precoz para evitar complicaciones. “En la Sección de Hepatología, dependiente del Servicio de Gastroenterología, hemos identificado una baja importante en la consulta médica, resultante del aislamiento social y del miedo al contagio de Coronavirus. En el Hospital Británico implementamos todas las medidas de seguridad necesarias para atender en Zonas de Atención Verdes, de bajo riesgo COVID, y también a través de Teleconsulta, para que los pacientes puedan acceder a un especialista de forma presencial o virtual”, explicó el Dr. Luis Colombato.