Según los especialistas, el temor al contagio de Covid-19 produjo una merma en las visitas, afectando el control y el seguimiento de la enfermedad.
La situación de la pandemia por el SARS CoV-2 generó que muchos pacientes con artritis reumatoidea (AR) suspendieran los controles programados con sus médicos tratantes e incluso, en algunos casos, se abandonaron los tratamientos.
En el marco del Día Mundial de la Artritis Reumatoidea, que se conmemora el próximo 12 de octubre, especialistas del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP) de la Ciudad de Buenos Aires informaron que el promedio de consultas en ese centro asistencial está en un nivel del 25% respecto de la cantidad promedio que se realizaba en la época pre-pandemia.
“Debemos tener en cuenta que la artritis reumatoidea es una enfermedad crónica e interrumpir las terapias puede traer importantes complicaciones, como por ejemplo incrementar el riesgo de padecer infecciones, tanto bacterianas como virales”, sostuvo Gustavo Citera, médico reumatólogo, Jefe de la Sección Reumatología del IREP.
“Si bien el descenso, inicialmente, se produjo tanto en las consultas como en la continuidad de los tratamientos, poco a poco la mayoría de los pacientes comprendió la importancia de retomar las medicaciones, incluso estamos confeccionando muchas recetas en forma online. Sin embargo, el retorno a las consultas, aun en forma virtual, sigue siendo muy lento”, indicó.
En ese sentido, dijo que “se nota un crecimiento en la atención, pero extremadamente tibio; de cada 4 consultas que se hacían en el promedio de 2019, hoy estamos en una o incluso menos”, señaló.
Los especialistas también insisten en que los pacientes mantengan una actividad aeróbica regular y periódica, pero que no represente un impacto ni una sobrecarga sobre la circulación. “Lamentablemente, en muchos casos se ha discontinuado el tratamiento kinesiológico y eso atenta contra el control de la enfermedad y contra el bienestar de los pacientes”, insistió Citera.
La artritis reumatoidea (AR) es una enfermedad autoinmune inflamatoria crónica que suele afectar las manos y los pies, aunque también puede atacar cualquier articulación, con pérdida de la función. Se caracteriza por inflamación en el revestimiento de las articulaciones, causando calor, rigidez, hinchazón y dolor.
Puede llegar a comprometer diferentes articulaciones del cuerpo y causar daño permanente en cartílagos, huesos, tendones y ligamentos. Por lo general, se presenta entre los 25 y los 50 años de edad, en especial en mujeres. Entre los principales síntomas se destacan rigidez matinal, tumefacción, dolor, limitación y aumento de la temperatura local en varias articulaciones. Se estima que en la Argentina afecta a cerca del 1% de la población, lo que equivale a una cifra superior a las 400 mil personas.