Según datos oficiales, en la Argentina se diagnostican alrededor de 10.000 nuevos casos por año.
El cáncer de próstata es el tumor más frecuente en el hombre en la edad adulta. Es una enfermedad muy heterogénea, yendo desde casos indolentes a casos donde la enfermedad es más agresiva. Esto depende de factores relacionados al paciente y su enfermedad. En la práctica hay herramientas para diferenciar cada caso y recomendar tratamientos de manera individualizada.
“Si bien en la población general se recomienda comenzar con los controles preventivos con PSA (antígeno prostático específico) y tacto rectal a partir de los 50 años, en pacientes con antecedentes familiares es aconsejable comenzar a los 40 años”, explica el Dr. Gustavo Villoldo, Sub Jefe del Servicio de Urología del Instituto Alexander Fleming.
“Al tratarse de una patología inicialmente asintomática, el diagnóstico precoz en este tipo de cáncer es de suma importancia ya que permite elevar las tasas de éxito en la remisión y sobrevida del paciente”, explica el Dr. Juan Sade, Jefe de la Unidad Genitourinaria del Instituto Alexander Fleming, quien advierte: “nunca se debe esperar a tener síntomas específicos ya cuando esto sucede generalmente conlleva tratamientos más agresivos y disminuyen las chances de curación”.
Los análisis de rutina específicos se basan fundamentalmente en un laboratorio con la medición del PSA, un laboratorio de rutina y el examen físico (tacto rectal) dirigido por parte del médico.
¿Cómo son los pasos a seguir una vez confirmado el diagnóstico?
“Generalmente, el diagnóstico se confirma con una biopsia, una vez confirmado se procede a conocer la situación de la enfermedad, lo que llamamos estadificación. Para ello solicitamos una serie de estudios complementarios por imágenes y laboratorio. Revisar y conocer al paciente y sus deseos es importante para decidir la mejor estrategia de manejo”, detalla Federico Losco, Oncólogo Clínico de la Unidad de Uro Oncología del Instituto Alexander Fleming.
Para su colega Juan Sade, “junto con el diagnóstico se debe buscar la atención de equipos especializados en esta patología, idealmente multidisciplinarios y en centros académicos”. A nivel global, la tasa de remisión es del 80% en aquellos pacientes con tumores localizados. En pacientes con la enfermedad diseminada, luego del tratamiento inicial existen múltiples secuencias de tratamientos para prolongar y mejorar la calidad de vida.
“La mayor parte de los pacientes presentan tumores esporádicos. Hay aproximadamente un 10% de los casos en los que hay una causa hereditaria subyacente, es decir que hay una predisposición genética para generar el tumor. Esto se sospecha en el caso de diagnóstico a edades tempranas, múltiples antecedentes familiares de cáncer de próstata y otros tumores (inclusive en las mujeres familiares). Hoy contamos con posibilidad de realizar un análisis genético y un asesoramiento dirigido en casos seleccionados”, agrega el Dr. Losco.
“En aquellos pacientes que no realizaron los controles preventivos es más frecuente el diagnóstico en etapas avanzadas de la enfermedad. Igualmente la agresividad de la misma va más de la mano de la biología del tumor que de la edad y otros factores”, detalla el oncólogo clínico.
¿Qué características genéticas o hereditarias hay que tener en cuenta para prevenir un cáncer de próstata?
En el caso de tener familiares diagnosticados de cáncer de próstata, cáncer de mama u ovario, es conveniente compartirlo con el médico de cabecera, quien evaluará si es necesario algún seguimiento o estudio en particular.
Según el Dr. Mauro Orlando, Subjefe del Área de Tumores Ginecológicos del Fleming, “se debe realizar un análisis de la historia familiar, prestando particular atención a casos de cáncer de próstata y mama además de edades tempranas de presentación”
Avances científicos más relevantes
“En los últimos años han habido grandes avances en materia de diagnostico y tratamiento del cáncer de próstata. Para los tumores localizados existen nuevas técnicas de radioterapia y de cirugía que logran mayores tasas de curación con menores efectos adversos”, detalla el Dr. Losco, quien agrega, “para pacientes con enfermedad avanzada se han desarrollado medicaciones que permiten vivir mas y mejor. Hoy contamos con mayores posibilidades de personalizar el tratamiento de acuerdo a las características de la enfermedad, la genética del tumor y las particularidades del paciente. En el país se encuentran en curso numerosos estudios clínicos con nuevas drogas para mejorar el acceso a nuevos tratamientos y avanzar en el conocimiento del manejo de la enfermedad”.
“Los avances en la determinación genética de la enfermedad nos permite identificar aquellos pacientes que pueden ser portadores de un síndrome hereditario y, de esa manera, brindarles un tratamiento dirigido a mutaciones específicas y estudiar a sus familiares sanos para la detección precoz de una eventual futura enfermedad”, agrega el Dr. Tomás Soulé, Oncólogo Clínico del área de Tumores Genitourinarios del Instituto Alexander Fleming.
Según el Dr. Sade, “en los últimos 14 años hemos cuadruplicado el tiempo de vida de los pacientes con metástasis”.
La importancia de los estudios de diagnóstico en pandemia y los factores de cuidado preventivo
Según los expertos, la pandemia de Covid-19 y el retraso de los diagnósticos se complejizaron en gran medida a partir de las restricciones de circulación y acceso a las prácticas médicas. “Efectivamente, los pacientes retrasaron los controles de rutina lo que implica demorar el inicio de los tratamientos”, alerta el Dr. Villoldo.
Los especialistas del IAF coinciden en la importancia de retomar los controles para no posponer el diagnóstico y poder tratar la enfermedad a tiempo, con un buen pronóstico por delante.
Si bien el cáncer de próstata no presenta factores de riesgo relacionales a la aparición del tumor, sí hay algunos factores de cuidado a tener en cuenta: “Algunos estudios indican que el sobrepeso puede ser un factor de riesgo de incidencia y agresividad. Por lo cual, mantener un peso saludable y realizar regularmente actividad física aeróbica y anaeróbica disminuyen levemente el riesgo de cáncer de próstata, además de mejorar el pronóstico significativamente una vez establecido”, concluye el Dr. Sade.