Una encuesta realizada en la Ciudad de Buenos Aires reveló que si bien existe mayor concientización sobre cuáles son los factores de riesgo que pueden desencadenar en un ataque cerebrovascular (ACV), aún hay desinformación en torno a cómo reaccionar ante los síntomas. Esa es una de las principales preocupaciones de los especialistas, debido a que los primeros minutos de atención serán esenciales para el pronóstico de recuperación.
El estudio fue presentado en el marco de la reciente “Cumbre del ACV en Buenos Aires” por la Fundación para el Estudio de las Neurociencias y la Radiología Intervencionista (Feneri). El análisis comprendió cinco investigaciones realizadas entre 2011 y 2017, y entre sus resultados se destacó la disminución de la población que desconoce las causas de un ACV: pasó de 20,4% en 2011 a 12,9% en 2017.
Los encuestados identificaron a la diabetes y la mala alimentación como causa del ACV; mientras que la hipertensión sigue ostentando el primer lugar entre los factores que la población reconoce como de riesgo (39%), seguido por el estrés (34,6%) y el tabaquismo (16,4%).
Otro dato para destacar es que aumentó casi en un 90% el reconocimiento de las arterias tapadas como una de las causas que también pueden desencadenar un ataque cerebrovascular. Esto, junto a la noción sobre los riesgos del sedentarismo, representa un elevado incremento en la concientización de la población desde el 2011 hasta hoy.
“Se sabe que cada 4 minutos una persona sufre un ACV. A lo largo de la vida 1 de cada 6 personas padecerán un ACV”, explicó Pedro Lylyk (presidente de Feneri).
El estudio, denominado “Evolución del conocimiento sobre causas y señales de ACV” que tomó en cuenta análisis realizados en 2011, 2013, 2014, 2015 y 2017 sobre una base de 600 personas, el cerebro fue identificado por el 85% de los encuestados como el órgano que afecta el ACV; aunque aumentó la noción de que en realidad también puede afectar a todo el cuerpo.
“Ratificamos que es responsabilidad de todos colaborar en la educación de los síntomas y los riesgos de padecer un ACV, en la difusión de la importancia en su prevención y en la necesidad de una terapéutica lo más precoz que sea posible para disminuir la mortalidad y sus secuelas a su menor expresión”, aseveró Lylyk.