Así lo señala un informe actualizado del Programa de Evaluación y Vigilancia del Ártico, y precisa que, en menos de medio siglo, de 1971 a 2019, su temperatura media anual subió 3,1 °C, frente al 1 °C del planeta.
El Ártico es un punto clave del calentamiento global, debido a que esa región se calienta tres veces más rápido que el planeta, mucho más rápido de lo que se creía, una amenaza que está lejos de detenerse, según advierte un informe publicado este jueves.
Ante esta situación, las posibilidades de que el hielo marino que se forma en el océano ártico desaparezca en el verano son diez veces más elevadas si la temperatura en la Tierra aumenta 2 °C, que si lo hace 1,5 °C, el objetivo establecido por el Acuerdo de París.
Estos datos forman parte de un informe actualizado del Programa de Evaluación y Vigilancia del Ártico (AMAP), dado a conocer con motivo de una reunión ministerial del Consejo del Ártico, que se realiza esta semana en Reikiavik y reúne a los países de la región.
“El Ártico es realmente un punto clave del calentamiento climático”, sostuvo Jason Box, especialista en glaciares en el Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia.
En menos de medio siglo, de 1971 a 2019, su temperatura media anual subió 3,1 °C, frente al 1 °C del planeta.
En un informe anterior publicado en 2019, el AMAP indicaba que el calentamiento del Ártico llegaba a “más del doble de la media mundial”.
Un ascenso inexplicable de la temperatura se produjo en 2004 en el círculo polar, después de lo que el calentamiento global se incrementó a un ritmo 30% más elevado que antes, según los investigadores.
Ahora, la región es escenario de “episodios de calor invernal más numerosos y más largos”, explicó Jason Box, consignó la agencia AFP.
Al “verano”, de junio a septiembre, se suma el calor liberado por los océanos, cada vez con menos hielos marinos y el aislamiento que proporcionan.
Esta tendencia está lejos de terminar ya que las temperaturas medias del Ártico subirán de aquí a finales de siglo entre 3,3 °C y 10 °C por encima de la media del período 1985-2014, según el informe, y ese incremento dependerá de las futuras emisiones de gas de efecto invernadero.
Cazadores y pescadores en Canadá y Rusia dan cuenta de focas más delgadas, una fauna salvaje menos sana y más gusanos en los pescados y mamíferos marinos
El calentamiento de esta región provoca modificaciones del hábitat, de las costumbres en la alimentación, de las interacciones de la fauna y la migración de ciertas especies.
De Siberia hasta Suecia, pasando por Alaska, los incendios forestales se han convertido en un problema recurrente, advierte el informe.
El humo que producen estos incendios “contiene también dióxido de carbono y negro de carbón, y ambos contribuyen al cambio climático”, advierte el investigador estadounidense Michael Young.
Las consecuencias también son dramáticas para los cuatro millones de personas que viven en esas latitudes, especialmente las poblaciones indígenas.
“Los cazadores en el noroeste de Groenlandia dicen que el periodo durante el cual es posible desplazarse con trineos de perros ha pasado de cinco a tres meses”, explica Sarah Trainor, directora del Centro de Evaluación y Política del Clima de Alaska.
“Cazadores y pescadores en Canadá y Rusia dan cuenta de focas más delgadas, una fauna salvaje menos sana y más gusanos en los pescados y mamíferos marinos”, añade.
Por otra parte, las toneladas de hielo que se derriten cada año en Groenlandia, por ejemplo, hacen subir el nivel de los mares, lo que representa una amenaza para poblaciones a miles de kilómetros.
El derretimiento del hielo oceánico representa por otra parte nuevas zonas pesqueras, rutas marítimas comerciales, accesos más fáciles a recursos petroleros y de gas.
No obstante, “el potencial de expansión de estas industrias se ve frenado por los esfuerzos para limitar las emisiones de gas de efecto invernadero y para alcanzar los objetivos establecidos por el Acuerdo de París”, sostiene Trainor.