Por Daniel A. Vogel | DIRECTOR – Hace décadas, tal vez más pronunciadas con el advenimiento de esta nueva etapa democrática en la Argentina donde se incrementó el delito, producto de muchas cosas, entre algunos la indiferencia, los egoísmos, el “sálvese quien pueda”, las leyes mal interpretadas, la injusticia social, pero por sobre todas las cosas, la pérdida de los valores de la vida, producto de un mal que se ha insertado en la sociedad: la droga. No sabemos ya los argentinos cómo volver a vivir en paz.
El poder salir de casa, adultos o niños a cualquier actividad como lo sabíamos hacer, sentados en la puerta de las casas, los niños jugando libremente. Sin ver como las bandas de delincuentes se forman a toda vista en las esquinas de cualquier barrio, terminando luego con los bienes de sus propios vecinos (antes nadie robaba en su barrio) y lo que es peor, que una bala perdida u orientada, arrebate la vida de inocentes.
Macri recibió al policía que mató al ladrón en su propio barrio, a dos cuadras de su casa. Desató una gran polémica, la gente lo apoya. Ahora ¿Alcanzarán las balas para corregir este mal? ¿Es, acaso, la salida…?
AL QUE LE QUEPA EL SAYO...
