Por Daniel A. Vogel – Hola, buen día y feliz domingo. Aunque el día esté fresco y nublado, el sol resplandece en el corazón de cada niño hoy. Esta mañana, un amigo me dijo al saludarme: “Pensar que cuando era niño quería ser grande, y ahora que soy grande, ¡qué tonto fui!”.
La pureza, la inocencia… el estado de la niñez es algo que todos recordamos. Todos volvemos a ella, sin importar la edad de nuestro cuerpo, porque lo importante es creer en vivir la vida. Sin prestar atención a la edad, aunque reconociendo el impacto de su paso. ¿Por qué menciono esto esta mañana?
Porque todos hemos tenido una infancia. Con momentos buenos y malos, con éxitos y fallos, ya sea en nuestra crianza, educación o formación, todos vivimos una infancia. Y ahora, con los años transcurridos, comprendemos el inmenso valor que esos años tienen en la formación de un hombre o una mujer.
Hoy día, en el “granero del mundo” que provee alimentos a millones de personas globalmente, siete de cada diez niños argentinos se van a la cama sin haber comido. Actualmente, nuestros niños carecen de la educación y formación que una vez tuvimos. Muchos de ellos, sin duda, necesitan los consejos y ejemplos que antes recibíamos.
Los consejos ya no se imparten como lo hacían nuestros padres, con una mirada directa. Hoy en día, son los youtubers desconocidos o la internet, incluso la inteligencia artificial, quienes los ofrecen. Los hombres del mañana se están formando en medio de un cambio tecnológico abrupto que no experimentamos en nuestra infancia.
En aquel entonces, los partidos de fútbol en el potrero, el juego de escondidas, intercambiar figuritas, jugar a las bolitas, el yoyó y la payana constituían nuestros juegos predilectos. Para las chicas, era común jugar a la rayuela, saltar el elástico o la cuerda. Hoy en día, desde muy temprana edad, a uno o dos años, y a pesar de las recomendaciones en contra de los especialistas, muchos niños ya dominan la tecnología, una tendencia que se extiende a la niñez y adolescencia.
Observamos con gran satisfacción que la educación está tomando conciencia sobre el abuso de la tecnología y los celulares en las aulas. Tanto en la CABA como en la provincia de Buenos Aires, se está debatiendo y hasta tomando medidas estatales para reducir el papel predominante de los celulares en el entorno educativo. Esta iniciativa, sin duda, genera la expectativa de rectificar el rumbo que la tecnología nos ha desviado, rescatando la valiosa experiencia del contacto humano, el abrazo, la mirada, el tacto y el diálogo en la sobremesa.
Feliz día a todos los niños, tanto a los que están en su tierna edad como a aquellos que han crecido. Además, recordamos que ayer conmemoramos el 174º aniversario del fallecimiento del general Libertador don José de San Martín.
Nuestro prócer máximo nos ha legado, desde la infancia, máximas grabadas en nuestros corazones y mentes. Aquellas que dedicó a su hija Mercedita, así como lecciones valiosas para todo el pueblo argentino, ese mismo pueblo que, tras liberar nuestro país junto con Chile y Perú, lo vio ensangrentado por una guerra civil, obligando al prócer a autoexiliarse o morir en el viejo continente, lejos de las naciones que liberó.
Que podamos aprender más sobre la huella que nos dejó San Martín, que no tuvo y quizás nunca tendrá un comparativo contemporáneo entre los que vinieron después. Concluimos el domingo celebrando y recordando al amado prócer, cuidando el futuro de esta patria que son nuestros niños, a menudo olvidados, aunque cada 365 días los mimamos con algún regalo, ¿será que compensamos?
AL QUE LE QUEPA EL SAYO…