La iniciativa, llevada a cabo por la asociación “A limpiar Ushuaia”, movilizó a 400 vecinos y 43 comercios e instituciones de la capital fueguina. Se montó una serie de innovadores mecanismos para reunir las colillas al cabo de un mes, además de acopiarlas y luego someterlas a un proceso de termodestrucción.
Un grupo ambientalista de Tierra del Fuego logró recolectar medio millón de colillas de cigarrillos dispersos por el suelo en la ciudad de Ushuaia, una cantidad capaz de contaminar el agua que consumen 90 familias en Argentina a lo largo de un año, según estimaron los responsables de la campaña.
La iniciativa llevada a cabo por la asociación “A limpiar Ushuaia” movilizó a 400 vecinos y 43 comercios e instituciones de la capital fueguina que montaron una serie de innovadores mecanismos para reunir las colillas al cabo de un mes, además de acopiarlas y luego someterlas a un proceso de termodestrucción.
“Somos un movimiento de vecinos apartidario de la sociedad civil que funciona desde 2016 con la idea de producir cambios positivos en el ambiente, a partir de la acción. Empezamos con las colillas en noviembre de 2017, colocando colilleras en la vía pública, y haciendo tareas de concientización en las escuelas”, explicó a Télam Maia Muriel, una de las voceras del proyecto.
Con el paso del tiempo, la entidad resolvió asignarle al tema un mes específico del año, y así surgió #MarzoSinColillas, la campaña de recolección masiva que tuvo este año su mayor resultado.
“Trabajamos en varios ejes, como la colocación de carteles para concientizar y la distribución de colilleros. Pero también hicimos jornadas de limpieza y lo novedoso fue un sistema de canjes con los comercios adheridos. Ellos ponen premios a cambio de botellas de un litro llenas de colillas”, contó Muriel.
Según la activista, en cada botella caben entre 800 y 1.000 colillas, mientras que los comercios aceptaron donar desde navegaciones por el Canal Beagle, hasta comidas, cervezas, un café, libros, cortes de pelo o tratamientos de belleza.
“Es llamativo el nivel de compromiso que conseguimos. También se sumaron instituciones como el Municipio, que canjeó plantines por las botellas con colillas. Además, ellos se hicieron cargo del acopio y pudimos ponernos de acuerdo en un sistema para incinerar estos residuos”, agregó.
La organización explicó en un informe que la tecnología utilizada para la eliminar las colillas es la “termodestrucción”, una “operación controlada que reduce y desintegra las partes sólidas y produce el ‘crackeo molecular’ de las diversas sustancias que contienen”.
Además, las autoridades municipales destinaron volquetes donde se acopian las colillas y hace unos días comunicaron que seguirán recibiendo los aportes de los vecinos durante todo el año.
El relevamiento ambientalista demostró que el origen de las colillas en la vía pública y los espacios públicos “es claro”: las personas que fuman las arrojan al suelo, por lo general en las veredas, y así suelen terminar en las alcantarillas, ríos, lagos y el mar, con “graves consecuencias para el ecosistema marino y la biodiversidad”.
En el caso particular de Ushuaia, por el tipo de geografía, se genera una concentración de colillas en la zona costera, aunque los espacios más impactados son las paradas de colectivos y alrededores, los lugares para sentarse en plazas y paseos, las entidades bancarias y establecimientos gastronómicos.
“A limpiar Ushuaia” consignó en su informe que una sola colilla de cigarrillo tiene el potencial de contaminar entre 50 y 1000 litros de agua dulce, y entre 8 y 10 litros de agua marina, mientras que su tiempo de degradación es de 8 a 12 años, y en el mundo se liberan al medio ambiente unos 4,5 billones de colillas por año.
La entidad estimó que la cifra recolectada durante la campaña #MarzoSinColillas amerita que las autoridades fueguinas generen “cambios de conducta a corto plazo”, con más tareas de concientización pero también con “sanciones” a quienes arrojen colillas en la vía pública.