ARGENTINA 2022

Por Eduardo Rivas – El estreno de ‘Argentina, 1985’ la película que narra el trabajo realizado por Julio César Strassera y Luis Moreno Ocampo, en el juicio a los responsables del genocidio llevado a cabo por la última dictadura, puso en debate a una parte de la sociedad argentina con una serie de temas que estaban como olvidados del imaginario popular desde bastante tiempo atrás. Volver a hablar de derechos, de democracia, de justicia, pero en términos filosóficos más allá de a quienes involucra se volvió una cotidianeidad en ciertos ámbitos, realidad que estaba olvidada hace mucho tiempo, demasiado tiempo. Ese quizás sea el mayor logro de la película.

Sin dudas que hay muchas críticas para hacerle al film, desde la falta de mención de cómo y por qué llegaron a juicio los ex Comandantes, a como por qué los genocidas dejaron de ser presidiarios pasando por el rol de los organismos de derechos humanos, la Comisión Nacional para la Desaparición de Personas y el rol personal de algunos de sus miembros y de quienes no quisieron serlo, pero esta es la película de Santiago Mitre, cada uno puede ‘hacerse su propia película’, pero aquí se buscaba una historia atrapante que logre contar una historia y que muchos espectadores se sienten delante de las pantallas. Se pretendía hacer un film comercial, no un documental histórico.

El debate entonces queda para los ciudadanos a partir de lo que la película deja y queremos proponer algunos hitos para generar ese debate necesario y fundamental en la Argentina, porque gran parte de sus habitantes no vivieron esa parte de la historia, porque la mayoría de sus habitantes ignora esa parte de la historia, y porque en esa época se establecieron los pilares básicos de la democracia que hoy, casi cuatro décadas después aún estamos construyendo. Y es necesario continuar el debate porque en aquel lejano 1985 en el que se sitúa la película se imaginaba un 2022 muy diferente al que hoy vivimos, se imaginaba una Argentina muy diferente a la que hoy vivimos.

En aquel 1985, tras el juicio al que sometieron a las tres primeras Juntas de Comandantes que gobernaron el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, los argentinos imaginaban que pasarían el resto de sus días en prisión, sin embargo el gobierno peronista de Carlos Menem los indultó apenas 5 años después, en línea con la postura que había adoptado el Partido Justicialista en 1983 de aceptar la autoamnistía dictada por el gobierno militar y de negarse a integrar la CONADEP un año después.

Se podría haber hablado de eso en la película, pero quizás no sumaba a la historia central o la hacía muy extensa, pero lo importante no es que se hable en la película sino que se hable en la mesa de los argentinos. Lo mejor que trajo la película, a mi juicio, es que se vuelva a hablar de ciertos temas y que muchos se asomen por primera vez en su vida al ‘juicio más importante de la historia argentina’, tal como se menciona en la película. Porque está claro que los juicios realizados en este siglo hubieran sido imposibles sin el Juicio a las Juntas (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2017/12/10/juicio-a-las-juntas/), porque como dijera Julio César Strassera, aquella oportunidad era la última que tenía la Argentina y la supimos aprovechar. Dijo entonces el Fiscal ‘Los argentinos hemos tratado de obtener la paz, fundándola en el olvido y fracasamos; ya hemos hablado de pasadas y frustradas amnistías. Hemos tratado de buscar la paz por vía de la violencia y del exterminio del adversario y fracasamos; me remito al período que acabamos de describir. A partir de este juicio y de la condena que propugno nos cabe la responsabilidad de fundar una paz basada no en el olvido, sino en la memoria, no en la violencia, sino en la justicia. Esta es nuestra oportunidad y quizá sea la última’ y expone la mayor enseñanza del juicio y que lo cuenta la película, la paz se logra sobre la base de justicia. Sin ella cualquier otro camino es equivocado, cualquier otra alternativa es inútil.

Que hoy estemos cerca de cumplir, por primera vez en la historia, cuarenta años ininterrumpidos de democracia demuestran la validez del argumento.

La noche en que vi la película, cuando estaba tomando algo con Eugenia, en la mesa de al lado estaban hablando de la película y entendimos, entonces, que la película de Mitre había cumplido con su cometido, que los argentinos reconozcamos a héroes sin estatua ni billetes, pero que hicieron mucho más que muchos de quienes son vanagloriados, como Strassera y Moreno Ocampo, que volvamos a hablar de temas de los que nunca debiéramos haber dejado de hablar, que volvamos a pensar en qué país queremos construir para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo argentino, tal como reza el Preámbulo de la Constitución Nacional que por entonces recitaba Raúl Alfonsín, el más olvidado de la película, y el mayor héroe de toda (esta) historia.