Un equipo de investigación de la UBA creó el método basado en fragancias sintéticas que simulan el olor de una flor y lograron influenciar a colonias de abejas para que se dirijan a un cultivo específico y aumentar su rendimiento entre un 20 y un 90%.
Un equipo de investigación de la UBA desarrolló un método único en el mundo basado en fragancias sintéticas que simulan el olor de una flor y lograron influenciar a colonias de abejas para que se dirijan a un cultivo específico y aumentar su rendimiento entre un 20 y un 90%,según se informó .
El profesor del Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, e investigador UBA/Conicet, Walter Farina, contó que trabaja “con las abejas domésticas, más conocidas como abejas de la miel, desde 1989”.
“Nos interesa principalmente conocer cómo una abeja puede recibir información de otra, en relación a una fuente de alimento”, destacó.
Las abejas son un actor principal y vital para un tercio de la producción agrícola mundial porque son las protagonistas de la polinización, el proceso por el cual el polen es trasladado de una planta a otra, lo que permite la aparición de nuevos frutos y semillas.
“Se orientan por olores florales, los cuales van aprendiendo, situación que les permite volver al mismo lugar donde había recursos interesantes”, comentó el investigador, y agregó que “con eso en mente nos preguntamos si sería posible entrenar a grupos de individuos para que vayan más rápido a una floración, a un cultivo”
El equipo dirigido por Farina, del Laboratorio de Insectos Sociales en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias, o Ifibyne (Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias) de la UBA/Conicet, trabaja con abejas y su relación con los cultivos desde hace 15 años.
Las abejas son altamente sociales, así es que cuando interactúan entre sí, no sólo comparten alimentos, también intercambian información, y esta se propaga por la colmena de un modo similar a como ocurre en las redes sociales humanas.
Durante este tiempo lograron seis patentes para fragancias que pueden potenciar cultivos de girasol, peras, manzanas, almendros, arándanos y kiwi.
Consiguieron patentes en Argentina, Estados Unidos, China, y en trámite en la Unión Europea, Australia y varios países de América Latina.
El trabajo de comercialización fue licenciado por la UBA y Conicet a una empresa llamada Beeflow, creada en Argentina, pero que ya cuenta con oficinas en Estados Unidos, Perú y México.
Actualmente están en etapa de investigación y desarrollo en alfalfa, paltas, cerezas y frutillas.
Las abejas son altamente sociales, así es que cuando interactúan entre sí, no sólo comparten alimentos, también intercambian información, y esta se propaga por la colmena de un modo similar a como ocurre en las redes sociales humanas.
Los primeros intentos por dirigirlas hacia ciertos cultivos ocurrieron durante los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial por diversos grupos de investigación en Alemania y en la exUnión Soviética, pero con resultados ambiguos.
“Nosotros comenzamos estudiando cómo se comportan las abejas en cultivos, como es el caso del girasol, en los cuales son clave para que se produzcan más semillas”, contó Farina.
Cómo se desarrollo la investigación
El investigador explicó que “lo primero que queríamos saber era cómo las fragancias florales de los cultivos se usaban para orientarse. Con ese conocimiento, pasamos a tratar de emular esas fragancias en un perfume sintético”.
“Una vez logrado eso, hicimos experimentos para evaluar si las abejas podían ser entrenadas hacia el cultivo que nosotros quisiéramos” y “lo que vimos nos sorprendió, realmente”, subrayó.
Agregó que “las abejas entrenadas frente a un perfume sintético similar a la fragancia de las flores de cultivo, iban más rápido al seleccionado por nosotros, desencadenando lo que esperábamos, un aumento en el rinde del girasol, en ese caso”.
Esos primeros experimentos fueron hace más de 10 años, pero el equipo de investigación se dio cuenta de que estaban frente a un desarrollo único en el mundo, que tenía un potencial económico importante.
Por esa razón, antes de publicar los resultados de sus estudios, decidieron protegerlo intelectualmente con una patente.
En años siguientes, y hasta la actualidad, siguieron estudiando el comportamiento de las abejas en diferentes cultivos, lo que los llevó a ir desarrollando diferentes formulados sintéticos, para manzanos, peras, arándanos, almendras y kiwis.
En todos esos cultivos pudieron ver que el uso de su método aumentaba la producción de frutos y semillas.
En la actualidad trabajan para llegar a los mismos resultados en cultivos de alfalfa, palta, cereza y frutilla.