Si bien muchos creen erróneamente que tras recibir un trasplante hacer deporte es imposible, muy por el contrario, los médicos lo recomiendan especialmente para mantener una buena calidad de vida.
María de los Ángeles tiene 37 años y vive en Claypole partido de Almirante Brown, provincia de Buenos Aires. Ella recibió un trasplante de riñón y páncreas hace 10 años y 6 meses. Post trasplante comenzó a hacer caminatas. Luego decidió anotarse en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) donde un grupo de personas trasplantadas realizaban actividades como atletismo y running.
“Comencé a interesarme especialmente en el running. Actualmente entreno con un grupo de corredores en donde la única trasplantada soy yo y participo frecuentemente de carreras de calle o Trail de 5 a 10 km. Ahora estoy entrenando para participar de mis primeros 15 km y también aprendiendo a nadar”. María de los Ángeles participa dentro de la categoría de discapacidad visual por un problema en su visión, y cuenta que en más de una ocasión ha subido al podio.
“Hacer deporte es muy importante para mí porque no solo influye en mi salud, también beneficia mi estado anímico-psicológico. El deporte me permite despejarme de la rutina, relajarme, conocer gente, lugares, compartir momentos con otras personas trasplantadas y no trasplantadas, divertirme”.
Otro gran ejemplo es el de Verónica, quien recibió un trasplante cardíaco en julio de 2016, a los 45 años. Ella vive en Médanos, provincia de Buenos Aires, y cuenta que siempre le gustó el deporte y lo practicaba mucho antes de haber recibido el trasplante.
Sin embargo, cuando descubrieron problemas en su corazón comenzaron las limitaciones. “Había días en los que no podía hacer ni 5 cuadras seguidas. Empecé a llevar una vida sedentaria porque mi corazón no me permitía hacer mucho”. Verónica cuenta que afortunadamente el órgano que necesitaba llegó rápido y que, posteriormente, estuvo con rehabilitación porque fue una intervención compleja.
De a poco comenzó a llevar una vida normal y a retomar su actividad física. “Es clave para la salud de cualquier persona. Pero para personas trasplantadas todavía más. Yo particularmente amo correr” expresa. “Un trasplante es un antes y un después. Uno vuelve a nacer. Yo le recomiendo a todos los trasplantados que, si pueden, busquen un deporte que les guste porque realmente es algo que hace muy bien. Uno siente que recupera la vida que había empezado a ver limitada antes del trasplante”.
Las ventajas del deporte
El deporte aporta beneficios físicos y sociales a quienes lo practican. La actividad física regular en personas trasplantadas, como caminar o andar en bicicleta, impactan positivamente: ayuda a mejorar el estilo de vida, fomenta las relaciones sociales, permite desarrollar una mayor conciencia del cuerpo, mejora la salud física, mental, y el bienestar emocional.
“Debemos promover la práctica de la actividad física en las personas trasplantadas ya que en general tienen muy buena tolerancia a las prácticas deportivas. La actividad física en estos pacientes evita el desarrollo de obesidad y disminuye el riesgo cardiovascular. También mejora la calidad de vida y disminuye el riesgo de ansiedad y depresión”, explicó Paula A. Coccia, nefróloga pediátrica y jefe del equipo de trasplante renal pediátrico del Hospital Italiano de Buenos Aires.
“Algunos chicos trasplantados pueden tener menor capacidad para realizar actividad física desarrollando cansancio o fatiga al poco tiempo de iniciar el ejercicio. Generalmente esto se produce en casos de insuficiencia renal con anemia e inflamación, debilidad ósea o muscular. Por eso es importante desarrollar un plan de ejercicios de acuerdo a la capacidad de cada paciente y consensuado con su familia de acuerdo a su capacidad y comorbilidades”, indicó la médica.
La especialista advirtió que hay ciertas recomendaciones que deben ser consideradas a la hora de decidir comenzar con alguna actividad deportiva. “Es muy importante mantener una adecuada hidratación sobre todo en época de altas temperaturas, evitando realizar estas actividades en las horas de mucho calor. También es importante prevenir el trauma sobre el órgano trasplantado, evitando aquellos deportes de contacto estrecho, de alto impacto y con riesgo de coalición como hockey, fútbol, rugby, lucha libre y kárate”.
“Se recomienda realizar actividad física aeróbica en forma diaria como correr, bailar, nadar y, si es posible, actividades con estiramiento muscular 2 a 3 veces por semana”. Por último, agrega que “antes de iniciar la actividad física es fundamental lograr un adecuado control de la presión arterial y por lo tanto tener el consentimiento del equipo de trasplante y un examen cardiovascular completo”.
(DIB)