CAMBIO DE ESTACIONES. ¿TAMBIEN DE SENSACIONES?

Por Daniel A. Vogel | DIRECTOR – Buen domingo. Termina hoy un invierno muy especial, un invierno que pasamos en cuarentena, encerrados y con la amenaza en ciernes de sumarle, a todas las enfermedades propias de este periodo estival, el temeroso Covid-19 qué sigue llevándose personas no solamente en Argentina y Zárate, sino en toda la redondez de la tierra. 

Ayer, por ejemplo, nuestra ciudad se enlutó y entristeció, entregando la vida de una mujer joven de 41 años qué se dedicaba a trabajar en el ámbito de la salud, seguramente con toda una vida por delante, con una familia en proyectos todavía y con su vocación acuesta, con la que asumió sana su tarea y que, contagio mediante, la ofreció. 

Arranca mañana la primavera y con ella, todas las dudas. No sabemos cómo resolveremos el famoso picnic en medio de la pandemia y las relaciones por el festejo, principalmente entre los jóvenes. 

Ellos tienen el derecho y la necesidad de celebrarla. 

Pero si de celebraciones juveniles hablamos, cabe remarcar que en casi 200 días del ASO, tuvimos casi 30 fines de semanas en paz en el ámbito de la ciudad.  

Uno cree que entre las muchas cosas que quedaron en el camino como consecuencia de esta cuarentena prolongada, lo podemos observar precisamente en las madrugadas de los fines de semana; donde el desorden y descontrol casi anárquico ganaba nuestras calles y reinaban en casi todo el ámbito de la localidad, a la salida de los boliches bailables. 

Sin estos “boliches” las madrugadas de los domingos son normales, pacíficas nada se rompe, nada se tira, no hay peleas ni griteríos, se nota la ausencia del alcohol y las drogas en el negocio de la noche y las secuelas que esta metodología de divertimento comercial se impuso, dejando secuelas graves para los jóvenes, las familias y toda la sociedad.   

Tal vez, entre las muchas cosas que serán distintas post pandemia, esa puede ser alguna de las que se habrán normalizado, después de este párate obligado. Difícilmente las confiterías o boliches bailables puedan retomar su actividad tal cómo se lo conocía por muchísimo tiempo, tal vez sea un negocio que desaparecerá, como otros tantos que quedaron en el camino, porque la pandemia así lo impuso. 

Y no es todo malo. Porque también la naturaleza disfruta este “impase” que nos benefició, por ejemplo, normalizando la emisión de gases, y sin querer estamos logrando recomponer la capa de ozono que tenía un agujero hace muchos años, que se agrandaba y nadie sabía cómo resolver. 

También tenemos otro agujero hace muchos años y que se viene agrandando hace décadas y es, una acción de Justicia, no solamente para la policía bonaerense, sino para todos los trabajadores estatales de Buenos Aires: el salario y los recursos. 

Consultamos en la encuesta de la semana a nuestros ciberlectores sobre la opinión que tienen del resultado de la solución que encontró el gobierno al reclamo policial de hace 10 días.  

La opinión está a la vista; creyendo mayoritariamente que no fue resuelto como correspondía. Seguramente ninguno votaría que no era un reclamo justo y que no era necesaria una resolución favorable, para los indignos sueldos que nuestros servidores públicos cobraban. Sino que no se aprueba la manera, en que el gobierno resolvió la cuestión. Así lo cree el 61,36% y solamente, dos personas y medias de cada 10, consideran que sí fue bien resuelto. (ver cuadro) 

¿Porque la gente cree que se resolvió mal? Es la pregunta. 

Seguramente, habrá muchas explicaciones, si les consultamos. Podría ser que, por la manera de la protesta; que, por ir armados a la misma; que, por los patrulleros sin andar previniendo; que, por el lugar elegido para la presión (Quinta Presidencial); que, por haberle sacado el 1% de la coparticipación a la Capital Federal, etc. Lo cierto, es que la sensación para la gran mayoría es que el tema, se resolvió mal desde el gobierno. 

Pura sensación ciudadana.  

Sensaciones que, en este domingo, donde se va el frío y se acerca no solamente un clima más cálido, sino que para Zárate también se le acerca o se le sumará, una de las enfermedades más temidas por los zarateños en esta época del año. Ella es producto de los Plátanos, sí de los árboles que circundan nuestra ciudad y esa maldita pelusa que despiden, la que no solo genera mugre en todas las veredas y patios de la ciudad, sino que, a la gran mayoría de los zarateños, aquello que conocemos como alergias. 

Existe la sensación popular que debe existir detrás de la enfermedad contada, una desidia y un negocio con nuestra salud.  

Todos lo suponemos, tenemos la sensación de que existe la desidia por acción u omisión política en hacer algo con el tema, porque hace años se reclama el recambio arbóreo de la ciudad y ningún gobierno lo lleva como propuesta dentro de su plataforma electoral, y con ello mejorarle la calidad de vida a los vecinos.  

¿El negocio?, basta con preguntarle a algún médico alergista o farmacéutico, por estos días. 

Sensación. Muchas sensaciones. 

En un domingo, de cambio de estación. Dos estaciones muy distintas. 

Ojalá, también podamos hacer un cambio de sensaciones. 

AL QUE LE QUEPA EL SAYO…