Según la investigación que lo respalda, el desarrollo permite identificar un 20 por ciento más de tumores. De implementarse, podría mejorar la sobrevida y reducir el trabajo de los especialistas que evalúan y reportan la enfermedad.

Desde diciembre, con la irrupción del Chat GPT y otras aplicaciones conversacionales que funcionan con aprendizaje automático, la Inteligencia Artificial (IA) protagoniza la escena pública. Y sus ventajas para el campo de la salud se comunican en cascada. La novedad, esta vez, se vincula con la creación de un programa que tiene la capacidad de identificar un 20 por ciento más de tumores y reducir el trabajo de los radiólogos en la detección del cáncer de mama. Los resultados de la investigación que respalda el desarrollo tecnológico son prometedores y fueron publicados en la revista The Lancet Oncology. Sencillamente, reportar la enfermedad a tiempo salva vidas.

En el ensayo presentado en Suecia, 80 mil mujeres sanas fueron reclutadas y divididas en dos grupos. Como parte de la prueba, todas se realizaron mamografía, sin embargo, mientras que el testeo de las voluntarias del primer grupo fue realizado a partir del cotejo de dos radiólogos (como recomiendan las guías clínicas europeas); los datos que correspondía al segundo fueron evaluados por el sistema de IA y cotejada por un solo radiólogo. Es decir la tradicional doble opinión humana (de al menos dos colegas que evalúan la situación), se diferenció de un análisis realizado por el software y el chequeo de un solo radiólogo.

Como resultado, el examen de las pruebas médicas habilitó la detección de 244 mujeres con cáncer en el grupo con apoyo de la IA y 203 en el grupo control. En concreto, la utilización del sistema de IA logró el reporte de un 20 por ciento más de tumores. Además, la tasa de falsos positivos (cuando se detecta cáncer de manera equivocada) fue similar en ambos casos. De manera complementaria, en los próximos dos años el equipo comparará la tasa de cánceres que si bien escaparon a la detección en uno y otro grupo, luego fueron diagnosticados.

Potencialidades y alertas

Por intermedio de un comunicado, Kritstina Lang, investigadora de la Universidad de Lund y autora principal del estudio señaló: “El gran potencial de la IA en este momento es que podría permitir a los radiólogos estar menos estresados por la cantidad excesiva de lectura de análisis”. Y luego, más allá de su postura, matizó los resultados e indicó que “no son suficientes por sí solos para confirmar que la IA está lista para ser implementada en la detección de mamografías”.

De esta manera, las investigadoras anuncian como ventaja que a partir de la implementación de sistemas informáticos entrenados para detectar anomalías se podría reducir a la mitad el trabajo necesario de los radiólogos. El reverso de esta aparente virtud es similar al que se suele mencionar con otros desarrollos de IA: si el trabajo de los radiólogos ya no será tan necesario, ¿qué sucederá con las personas que desempeñan esta profesión?

Las máquinas, a partir del aprendizaje automático, son excelentes herramientas para leer información en tiempo récord y trazar análisis precisos de acuerdo a las variables con las que los desarrolladores las entrenen. Las potencialidades, se prevé, no tienen techo y las aplicaciones en campos tan sensibles como la salud podrían ser muy bien recibidas. Solo que, en un contexto de capitalismo agresivo y desigual en el que viven las sociedades actuales, el futuro del trabajo debe discutirse en tiempo presente.

Necesidad de control

En junio pasado, el Parlamento Europeo aprobó una ley para controlar el empleo de la IA en el continente y abrió el debate entre las 27 naciones que conforman la Unión Europea y que deberán decidir, de aquí en más, como aplicarla fronteras adentro. Lo que se busca a partir de la sanción de la norma es comenzar a monitorear de cerca los riesgos que, potencialmente, puedan llegar a ocasionar.

Mientras que las naciones se ponen de acuerdo en qué regulaciones son las más convenientes, los avances en el rubro no se toman descanso. Meses atrás, científicos de la Universidad Sídney (Australia) y de la Universidad de Boston (EEUU) diseñaron una herramienta que utiliza los principios de la IA con el objetivo de diagnosticar Parkinson antes de que aparezcan los primeros síntomas en los pacientes. Un trabajo similar, difundido en Nature Medicine, afirma que la IA permitiría a los profesionales de la salud adelantarse a los ataques cardíacos. Y, entre otros aportes, un grupo de especialistas de la Universidad de Stanford publicó un sugerente artículo en la revista Nature Biotechnology, en el que se aplicaron algoritmos similares a los que se encuentran detrás del ChatGPT con el objetivo de optimizar el diseño de anticuerpos.

Pablo Esteban (Página12)