Charly García: una indómita luz que brilló en el Gran Rex

El artista volvió con un nuevo show sold out, una lista imbatible y el humor de casi siempre.

Pocos hubieran dicho que Charly García superaría su etapa de “demasiado ego” y llegaría a los 66 años dando un show tan potente como impecable, mientras observaba desde el escenario a un hombre en la platea que prácticamente lo imitaba. Charly viendo a un fan, hablándole desde el micrófono. Preguntándole a un compañero de banda qué tema seguía en la lista. Charly atento a lo que pasaba arriba y abajo del escenario… Un sueño hecho realidad, teniendo en cuenta sus años oscuros, en los que aunque nunca perdió el talento, sí parecía haber perdido el humor.
“La Torre de Tesla” es el concepto de esta serie de shows que viene dando en 2018 -contando el de anoche van tres en Buenos Aires y dos en Córdoba, el próximo será el 5 de septiembre en Rosario- que se anuncian casi de sorpresa, se agotan en pocas horas y dejan con ganas de más. Es que Charly volvió con todo, y como la torre-antena de comunicaciones inalámbricas que terminó prendida fuego en más de una ocasión por desborde de energía, estos encuentros producen ciertas descargas que perduran en el cuerpo.

Con sombrero y saco azul de lamé, Charly atravesó “El aguante” mientras dos pantallas emitían películas, la misma en ambas, pero en espejo. La torre en el medio lanzaba luces eléctricas, el Zorrito bailaba y Rosario se movía con gracia dentro de un vestido transparente. “No soy un extraño” hizo recordar que Clics Modernos (1983) es uno de los mejores discos del rock argentino y así fue que Charly se sacó el sombrero, orgulloso de su propia obra.

Sonaron “Cerca de la revolución”, “La máquina de ser feliz” y “King Kong”, que reflotó ese disco semiolvidado que fue Kill Gil (2010). Charly había estado preparando Kill Gil durante cuatro años y tardó tanto en salir que se lo llegó a comparar con Chinese Democracy (2008), el disco de los Guns que demoró casi una década entre el anuncio y lanzamiento.


Luego vinieron “Asesíname”, “Cuchillos” (dedicada a Mercedes Sosa) y una presencia que logró sorprender. “Quiero escuchar a un compañero de ruta y amigo mío: David Lebón”, dijo Charly y luego pidió un aplauso para los dos. Los ex Serú Girán interpretaron “No llores por mí, Argentina” para luego terminar en una ovación que dio lugar a “Peperina”.


 

Después de despedir a Lebón y tocar “Influencia”, Charly pidió “un aplauso para esta banda que Dios creó”, a lo que siguió “Demoliendo hoteles” y un falso final.


El silencio no fue una opción y el público también se animó a cantar a capella “Inconsciente colectivo” y “Rasguña las piedras”. Finalmente el telón volvió a abrirse y llegaron “Los dinosaurios”, “Pasajera en trance” y “Shisyastawuman”. “Chau, gracias, hasta la próxima”, dijo Charly. Más de uno habrá estado en llamas cuando se acostó.


Fuente: Infobae