Por Lic. Eduardo Rivas – …voy tratando de crecer y no de sentar cabeza… así comienza ‘Tratando de crecer’, el tema compuesto por Fito Páez y popularizado por Juan Carlos Baglietto. Y así se podría sintetizar lo que ocurrió el pasado sábado en las Cortes Generales españolas cuando fue investido Presidente de Gobierno el derechista Mariano Rajoy.
Para poder lograr su objetivo necesitó de la abstención del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), quien participó en dos elecciones generales consecutivas y tras los resultados que le otorgaron la segunda minoría en ambos casos, reiteró su oposición a facilitar la formación de gobierno por parte del Partido Popular (PP). Sin embargo tras las renuncias en masa para provocar la salida, finalmente conseguida, del Secretario General del PSOE Pedro Sánchez, los miembros de la Comisión Gestora partidaria elegida en su reemplazo y los principales barones partidarios comenzaron a presionar para cambiar la postura de rechazo a la investidura del Presidente en funciones y convocaron a un Comité Federal para que se expida sobre el mantenimiento o modificación de la postura adoptada meses atrás respecto a la posición partidaria. Es decir, una elite partidaria se arrogó la representación de afiliados y simpatizantes para decidir en su nombre y torcer más de 100 años de historia. Como se preguntara el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Gabriel Rufián dirigiéndose a la bancada ‘socialista’, ‘¿No les da vergüenza ser republicanos pero monárquicos, socialistas pero neoliberales, obreros pero en consejos de administración, y de izquierdas pero dando el poder a la derecha?’ Así el PSOE dio un giro de 180° en su postura y pasó del ‘No es no’ a la abstención.
El paso siguiente era garantizar la homogeneidad de acción de los diputados socialistas para que en bloque se abstuvieran, pese a que Rajoy necesitaba tan sólo 11 abstenciones, y en ese sentido presionó la Comisión Gestora amenazando con sanciones a quienes desconocieran el mandato partidario y votaran diferente.
Uno de los 85 diputados, Pedro Sánchez, puesto en la disyuntiva de mantener su palabra o acatar lo dispuesto por la Comisión a cargo del Partido optó por renunciar a su banca, y otros 15 legisladores eligieron actuar de manera disciplinada con el pueblo que los eligió y las propuestas de campaña que enarbolaron en la contiendas y desconocieron el mandato partidario, fijado por una Comisión ad hoc normalizadora.
Actualmente el PSOE les ha iniciado estos legisladores, en su mayoría catalanes y baleares, aunque también vascos, zaragozanos, madrileños y gallegos, un proceso disciplinario interno por su desobediencia partidaria, pero pueden mantener su frente en alto puesto que pueden ser acusados de traicionar al Partido, pero nunca de traicionar al pueblo.
A esta altura de la lectura, podría preguntarse usted ¿y qué tiene que ver esto con las cuestiones zarateñas, que son sobre las que suelo escribir? Pues bien, intentaré explicarlo en las próximas líneas.
A mi juicio el caso que comentamos demuestra una forma de actuar en política de cara a la ciudadanía, que al fin y al cabo son los mandantes de los legisladores. Y esta forma de actuar no es la que abunda por estos lares, donde vemos que hay legisladores que van saltando de bloque en bloque, apostando a un oportunismo político circunstancial del que pretenden sacar provecho aún a costa de actuar diferente a lo que se proclamaba con anterioridad, o aquellos casos en los que pese a defender públicamente una posición, de buenas a primeras se adopta la contraria sin siquiera dar explicaciones del cambio de actitud.
Un buen ejemplo de esto es el caso de la emergencia en transporte aprobada recientemente en el Concejo Deliberante, donde como decíamos la semana pasada, ‘los mismos concejales, representantes de partidos políticos que un año atrás en plena campaña electoral acusaban al entonces candidato Cáffaro de poco menos que las siete plagas de Egipto, son los que hoy acompañan, según reseñan las crónicas periodísticas, para que el Departamento Ejecutivo Municipal sea el titular de la mayoría accionaria de la SAPEM.’
Quizás justifiquen su accionar diciendo que lo hacen en favor de la ciudadanía, y quizás así sea, pero antes entonces deberían pedir disculpas públicas por haber tratado de delincuente al Intendente o, si aún creen que lo es y tienen pruebas, en lugar de acordar y darle más poder, se lo debe denunciar. Si no lo hacen o son cómplices o son mentirosos.
Quizás lo justifiquen, como aquellos 69 diputados socialistas españoles que se abstuvieron, en que es la política adoptada por su Partido, y al igual que en dicho caso, sería interesante conocer el proceso democrático de discusión, de tesis, antítesis y síntesis que los llevó a tomar esa posición.
Por mi parte, comparto el accionar de los 15 diputados españoles y no el de los concejales zarateños, comparto la esencia de las palabras de Rufián, que pretenden poner en blanco sobre negro las auto-titulaciones con la cruda realidad de los hechos, porque creo que no hay peor traición que aquella a quienes depositaron su confianza en uno, porque pese a todo creo que hay muchos ciudadanos que piensan y actúan como aquellos 15 legisladores españoles, porque como dice la canción con la que iniciamos estas líneas, todavía me emocionan ciertas voces, todavía creo en mirar a los ojos, todavía tengo en mente cambiar algo…