Cómo prevenir y tratar el ACV, la segunda causa de muerte a nivel mundial

Cada 29 de octubre se celebra el Día Mundial de Lucha contra el Accidente Cerebrovascular. Es para concientizar sobre esta patología que amenaza la calidad de vida y puede llevar a la muerte.

Por Pedro Lylyk (*)

El Ataque Cerebro Vascular (ACV) es un evento agudo y brusco que produce un déficit neurológico cerebral. Es la principal causa de discapacidad y la tercera causa de muerte en la Argentina y la segunda a nivel mundial.

Puede producirse en cualquier momento del día y en cualquier persona. Dependiendo el lugar que afecte en el cerebro serán las consecuencias que pueda generar. Por eso, los médicos decimos que el ACV es una patología tiempo-dependiente, y actuar con velocidad es clave para reducir la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad.

Existe una ventana terapéutica, es decir, un tiempo donde los profesionales de la salud podemos actuar e iniciar un tratamiento que permita revertir las secuelas que un ACV puede provocar, teniendo en cuenta que cada minuto que pasa cuando ocurre equivale a la muerte de dos millones de neuronas.

Una reciente investigación realizada por la Clínica La Sagrada Familia arrojó que más del 25% de la población porteña continúa sin adoptar una actitud de urgencia ante una señal de alerta del ACV. Es decir, decide esperar una hora o un día antes de actuar: concurrir a una guardia o llamar al médico de forma inmediata.

Para ello resulta fundamental reconocer las señales de alerta. Una regla mnemotécnica como SoCoorRé (Sonreir/Coordinar/coRectamente) puede ayudar a identificar fácilmente si alguien está teniendo un ACV. Con ella, tratamos de identificar si una persona puede sonreír de manera simétrica, coordinar sus brazos o piernas o si es capaz de hablar correctamente. Ante la alerta de estos síntomas, la recomendación es concurrir de forma inmediata al centro de salud de más alta tecnología que se encuentre más cercano.

Nos resulta alarmante que, del estudio realizado, el 25% de los encuestados manifestó que no actuaría de forma inmediata si registrase problemas repentinos en la coordinación. El 29% esperaría antes de tomar una decisión si alguien de su entorno dice de forma repentina que ve doble; y el 33% no actuaría rápido si percibe confusión repentina.

Las buenas noticias son que el ACV se puede prevenir y tratar. La hipertensión arterial es el factor de riesgo más común y también es el más prevenible, junto con el tabaquismo. Además, realizar actividad física de forma regular es una de las armas más potentes que tenemos para prevenir esta enfermedad.

Los meses de aislamiento por el COVID-19 han sido tremendamente negativos para la salud en general, y para las enfermedades cerebro y cardiovasculares en particular, debido a la mala alimentación, la falta de chequeos de salud y la poca actividad física que la gente ha realizado.

Fuente: TN 
(*) Pedro Lylyk (M.N. 44.976) es neurocirujano, referente internacional en el tratamiento del ACV y presidente de FENERI.