Se trata de una nueva versión del “Museo Aero Solar”, que organizan los creadores Tomás Sarraceno y Alberto Pesavento desde hace ocho años, en el marco de una comunidad artística y científica internacional: el grupo Aero Solar.
“Sus obras boyan por el calor del sol y la radiación infrarroja de la superficie de la Tierra y flotan sin quemar combustibles fósiles, sin usar paneles solares ni baterías y sin helio, hidrógeno ni otros gases”, explican desde el Museo Sívori, donde se realizó la obra.
A grandes rasgos, la instalación buscó “mostrar cómo un proyecto colectivo puede surgir a partir de acciones individuales y un modo de reutilizar las bolsas plásticas, transformándolas en un disparador de reflexiones”. Reflexiones sobre el cuidado del medio ambiente y otros aspectos de la “convivencia” entre ciudad y naturaleza, por ejemplo.
La movida arrancó a las 15hs en el parque del Sívori (Infanta Isabel 555), donde recibieron las bolsitas desde comienzos de la semana pasada hasta ese mismo momento. Y antes del anochecer, una especie de gran globo que crearon al reciclarlas ya se recortaba contra el cielo de Palermo.
Laura Glusman presenta allí “Un lugar para mirar, jardín de rosas”, sobre las mil y una formas de contemplar un paisaje. Desde la estructura que ella diseñó, “no sólo se ven los alrededores del Rosedal, sino también copas de árboles, el atardecer y las flores”, agrega la invitación y deja abierta la puerta para ir a explorar.
Ambos trabajos se enmarcan en la participación de la Ciudad de Buenos Aires, con los ministerios de Cultura y de Ambiente y Espacio Público, en la feria ArteBA.
El Rosedal de Palermo es una de las joyas de Capital. Ganó en 2012 el Premio Jardín de Excelencia, la distinción internacional más importante en su rubro. En total, cuenta con hasta 20 mil ejemplares de 8.000 rosales de 93 especies, informaron desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño.
