Según reconoció el ministro de Salud, Nicolás Kreplak, todo dependerá si la situación epidemiológica se complica, como está pasando en países del viejo continente.
Mientras que en Europa la pandemia de coronavirus volvió a poner en alerta máxima a todos los países que retomaron ciertas restricciones, desde el Gobierno de la provincia de Buenos Aires no descartaron, si los casos aumentan considerablemente, avanzar en la vacunación obligatoria contra el Covid-19 o bien limitar las actividades de los no inmunizados.
Según reconoció el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, la administración de Axel Kicillof mantiene en análisis la necesidad de avanzar con la obligatoriedad de la vacunación para el año que viene o limitar las actividades que puedan hacer las personas no vacunadas, como ya se aplica en otros países.
De hecho, la nueva ola de la pandemia golpea el centro de Europa y cada vez son más las naciones que imponen medidas restrictivas para forzar la vacunación. En Austria, unos dos millones de personas no vacunados permanecen confinados, en una medida sin precedentes. Pueden salir de sus casas para hacer la compra, ir al médico, o hacer ejercicio al aire libre. Si tienen que ir al trabajo, deberán presentar diariamente una PCR negativa que no tenga más de 48 horas. Y las multas por incumplimiento llegan a los 1.450 euros.
“Lo de Austria me resulta difícil de pensarlo o aplicarlo, pero sí todo el tiempo se discute qué tipo de medidas se pueden aplicar para que sea obligatoria la vacunación o que haya una diferencia entre las actividades que puede hacer una persona vacunada y una que no”, reconoció Kreplak.
Si bien el funcionario reconoció que no tienen ninguna definición por el momento, aclaró que todo podría cambiar de acuerdo a cómo evolucione la pandemia, sobre todo si se presenta una situación de más riesgo. “Todavía estamos vacunando mucho. No hemos llegado a la situación donde la población ya no va más a vacunarse y ahí sí ver qué medidas más fuertes hay que tomar”, señaló a El Destape Radio.
De acuerdo al ministro, la provincia actualmente atraviesa una “buena” situación epidemiológica, ya que se está en menos del 4% de lo que fue el pico. “Seguimos vacunando más de 100.000 personas por día y estamos a punto de llegar al 82% de la población vacunada; son niveles muy altos en comparación con otros países”, agregó.
Si bien dijo que el objetivo es que al invierno próximo se llegue con toda la población de mayor riesgo con tercera dosis, Kreplak apuntó a la vacunación a los menores, algo que en algunos países de Europa no avanzó como se esperaba. “En los chicos de 3 a 11 años hay un grupo que todavía no se inscribió tal vez por la campaña de desprestigio de la oposición y los medios. Es importante seguir insistiendo, la pandemia no terminó”, dijo. Y aclaró, en contraposición con el Gobierno porteño, que “falta vacunar más chicos para que no usen barbijo en el aula”.
Panorama desalentador
Si bien la situación en la Argentina pareciera bajo control, las luces de alarma se encendieron porque en Europa existe un rebrote, y generalmente lo que primero impacta allá después replica en Sudamérica. Por eso no sorprendió que Italia, con más del 70% de su población inmunizada, apostó por una postura más severa contra los no vacunados. Hace un mes que los empleados del sector público y privado tienen que presentar el certificado Covid para acceder a sus lugares de trabajo.
Francia, cuya población vacunada se ha estancado en el 68,5%, fue uno de los primeros en tomar medidas cuando en septiembre obligó a todos sus trabajadores sanitarios a vacunarse al menos con la primera dosis. Y Grecia obliga a todos los trabajadores no inoculados a realizarse dos tests Covid a la semana. Además, deberán presentar una prueba negativa para acceder a servicios públicos, bancos, tiendas o peluquerías.
A pesar de no imponer la vacunación a los trabajadores, Alemania, con cerca del 68% de vacunados, aumentó la presión sobre los no vacunados a través de las llamadas reglas G2, aprobadas en cada vez más estados. Las medidas propuestas requerirían que los alemanes proporcionen prueba de vacunación o una prueba negativa para viajar en autobús o en tren, en una expansión del sistema “3G” del país que ya lo requiere ingresar a ciertos lugares y entornos.
De hecho, la canciller Angela Merkel indicó este miércoles que los contagios de coronavirus siguen en aumento, las terapias intensivas se llenan velozmente, el número de muertos es “aterrador” y, a la luz de todo esto, “no se puede decir otra cosa que la situación de la pandemia en Alemania es dramática”.