Ante el precio prohibitivo de los últimos dispositivos, cada vez son más los consumidores que optan por comprar teléfonos inteligentes reacondicionados, mucho más baratos que los nuevos y contribuyendo a reducir el impacto ambiental.
“El iPhone es el producto más sólido y que más vida operativa tiene”, explica Matthieu Millet, que a sus 39 está al frente de la compañía Remade, situada en el oeste de Francia y dedicada a la reparación de teléfonos móviles, negocio que debería progresar fuertemente en los próximos años.
Este año, Remade espera poner en el mercado 800.000 iPhones “reconstruidos” a precios más inferiores que los aparatos nuevos (-26% en el caso de un iPhone X, por ejemplo, mientras que un modelo nuevo de XS cuesta por lo menos 1.155 euros).
En los locales de Ramede, un gran almacén situado no muy lejos del turístico Mont Saint-Michel, cientos de empleados en bata blanca desmontan, inspeccionan, reparan y vuelven a montar miles de iPhones cada día.
Millet, admirador del grupo Apple, dirige un equipo de 850 personas. 500 trabajan en la reparación y reacondicionamiento de celulares inteligentes. A mediados de octubre, anunció la contratación de 200 empleados adicionales antes de fin de año.
La construcción de un teléfono inteligente tiene un coste ambiental importante. Hay que extraer entre 95 y 225 kg de recursos naturales para construir un aparato de 300 gramos. Cada iPhone emite entre 54 y 110 kg de CO2 durante su fase de construcción, según Apple.
Remade espera obtener 100.000 toneladas de crédito de carbono, que podrá revender a empresas más contaminantes.
Fuente: Ámbito