La quimioterapia es un tratamiento para tratar el cáncer por medio del uso de fármacos. La finalidad es limitar el crecimiento de las células: para curar, controlar o paliar las enfermedades oncológicas. Estas pueden tener efectos adversos en células sanas, como las células de la sangre, la mucosa del aparato digestivo, el folículo piloso y las células reproductoras. Entre los cuales se encuentran los siguientes síntomas:
Náuseas y vómitos: pueden aparecer después del tratamiento. Se recomienda consumir alimentos livianos, evitar el consumo de comidas muy condimentadas y aromas fuertes, ingestas frecuentes de poca cantidad, si no hay buena tolerancia. Es importante consumir líquidos, preferentemente agua. Es primordial seguir las recomendaciones del médico o enfermera a la hora de tomar medicamentos para estos casos.
Cambios en el apetito: saciedad precoz, intolerancia a algún alimento, alteración de sabores, son algunos de las sensaciones que puede tener. Consumir caramelos ácidos antes de comer, hidratación e higiene bucal son algunas de las recomendaciones. Procurar no saltear comidas (4 a 6 comidas por día). Es importante tener una consulta temprana con la nutricionista para mantener el estado nutricional.
Diarrea: consumir líquidos, evitar alimentos con fibras, verduras y lácteos. En caso contrario, si el problema es el estreñimiento, el consumo de líquidos y alimentos ricos en fibras, la actividad física puede ayudar. En ambos casos lo aconsejable es comunicarse con el equipo tratante a la brevedad.
Caída de cabello: suele ocurrir unas semanas después de empezar el tratamiento. La pérdida de cabello varía dependiendo del tipo de quimioterapia que se reciba, no todos presentan este efecto secundario. Se recomienda proteger la piel del sol y del frío.
Cambios en la piel y las uñas: hidratar la piel con cremas que contengan vitamina A, por lo menos una vez al día, utilizar protector solar, tomar duchas con agua templada, usar jabones cremosos y cuidar de no frotar la piel. Las uñas, pueden volverse más delgadas, secas y quebradizas. Mantener siempre las uñas cortas y limpias, utilizar un quitaesmalte sin acetona y usar guantes a la hora de limpiar y utilizar productos químicos.
Cansancio: el tratamiento y sus efectos adversos pueden dar cansancio, irregularidad de las energías, e intolerancia a algunas actividades. A pesar de eso, se recomienda hacer actividad física: de acuerdo a las capacidades, regulado y controlado, es beneficioso porque fortalece el sistema inmune, mejora la calidad de vida y disminuye la toxicidad de los tratamientos. Siempre debe estar supervisado por un profesional.
Cambios emocionales: atravesar por el tratamiento de quimioterapia puede provocar que el estado de ánimo se altere, cambian las rutinas de la vida diaria, los roles, etc. Las personas suelen sentirse abrumados y temerosos. Sin embargo, hay maneras de lidiar con estas emociones, por ejemplo, hablando con un profesional de la salud mental, grupo de ayuda y familiares. ACLA todos los meses realiza charlas de apoyo emocional para pacientes con linfomas, mielofibrosis y síndromes mielodisplásicos a cargo de la Lic. Mariana Godoy.
La quimioterapia suele generar una disminución de los recuentos sanguíneos (plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos). Por eso es necesario tener ciertos cuidados especiales:
- Evitar infecciones: lavarse las manos, evitar personas evidentemente enfermas, mantenerse alejado de multitudes, consumir alimentos y bebidas seguras.
- Cuidados de la mucosa oral: es fundamental mantener higiene bucal con cepillo de cerdas suaves y enjuagues bucales sin alcohol. Si llegan aparecer llagas en las bocas, es importante comunicarse con el equipo médico, como también una consulta con el odontólogo.
- Evitar el sangrado: al disminuir las plaquetas, hay riesgo de sangrados espontáneos. Evitar caídas, usar máquina de rasurar eléctrica, cuidado con el corte de uñas para no lesionar, cuidado con limpieza de las fosas nasales e higiene bucal. Ante cualquier procedimiento invasivo avisar previamente (tratamientos odontológicos, por ejemplo).
¿Cuándo es importante llamar a su médico? Cuando se presenta alguno de los siguientes síntomas: señales de infección (fiebre, escalofríos o sudor), diarrea intensa con presencia de sangrado, náuseas y vómitos severos, incapacidad para comer o beber, debilidad o cansancio extremo, lesiones cutáneas, color amarillento en la piel u ojos (Ictericia), dolor en la zona del abdomen, problemas al respirar, fatiga al movimiento, dolores de cabeza intensos, tos y ardor al orinar.
Por la Lic. Mariela Blanco. Coordinadora del Hospital de Día de la Fundación Favaloro y de la Subcomisión de Enfermería de la Sociedad Argentina de Hematología. Enfermera asesora de la Asociación Civil Linfomas, Mielodisplasias y Mielofibrosis de Argentina (ACLA)