El 30 de octubre de 1983 la gente concurrió a votar masivamente tras la dictadura. Con el triunfo del libertario, habrá un cambio en los partidos que venían gobernando el país.
Tras años de la sangrienta dictadura cívico-militar, los argentinos volvieron a las urnas el 30 de octubre de 1983. La participación fue masiva, con gente que quería ser protagonista y por eso la movilización en las calles fue impresionante. Solo en el Obelisco de Buenos Aires se juntaron un millón y medio de personas.
En medio de mesas de mujeres y hombres, porque por ese año no eran mixtas, las extensas filas, algo que no molestaba porque las urnas habían estado guardadas, le dieron color a una jornada histórica. La fórmula integrada por Raúl Alfonsín y Víctor Martínez de la Unión Cívica Radical (UCR) obtuvo el 51,75% de los votos, frente a Ítalo Luder y Deolindo Felipe Bittel del Partido Justicialista con el 40,6%.
La asunción fue el 10 de diciembre y a partir de ese momento, con buenos y malos momentos, con matices, se abrió una nueva etapa en el país. A tan solo tres días de haber comenzado el mandato, Alfonsín decretó lo que sería otro de los hechos históricos más movilizantes: el juicio a los miembros de las tres juntas militares que usurparon el poder en 1976. Luego llegaron en 1985 el Plan Austral y años más tarde el Plan Primavera, para intentar contener la inflación y reactivar la economía.
Sin embargo, la suba de precios y un clima convulsionado hizo que el dirigente radical dejara antes el Gobierno. Corría el 14 de mayo de 1989 cuando Carlos Menem, que había derrotado en las internas a Antonio Cafiero, ganó las presidenciales y asumió el 8 de julio, cinco meses antes de que se cumpla el mandato de Alfonsín.
La fórmula Menem-Eduardo Duhalde del Frente Justicialista Popular logró un amplio triunfo en primera vuelta, con el 47,49% de los votos, al derrotar a los radicales Eduardo Angeloz y Juan Manuel Casella, que obtuvieron el 32,5% de los sufragios.
En esos primeros años, el riojano llevó adelante el plan de convertibilidad de Domingo Cavallo, por el cual se introduce una nueva moneda: un peso, por ley, tendría un valor fijado de un dólar. También privatizó YPF, el país sufrió la explosión de la AMIA y tras un acuerdo con Alfonsín en 1994 se impulsó una reforma de la Constitución: el mandato presidencial pasó a ser de cuatro años y se habilitó la reelección.
Las siguientes elecciones se realizaron el domingo 14 de mayo de 1995 y triunfó la fórmula del PJ integrada por Menem y Carlos Ruckauf con el 49,94% de los sufragios, seguido por el Frepaso que presentó el binomio José Octavio Bordón-Carlos “Chacho” Álvarez, que obtuvo el 28,37% de los votos; y la Alianza Cívico y Social que llevó como candidato a presidente a Horacio Massaccesi y logró el 16,75%. El 8 de julio, Menem asumió su segundo mandato.
En su segundo mandato, Menem sufrió un desgaste, con una economía que ingresaría en recesión tres años después. Por eso no sorprendió que el radicalismo volviera al poder. Las elecciones fueron el 24 de octubre de 1999 y resultó elegido Fernando de la Rúa, candidato de la Alianza UCR-Frepaso, acompañado en la fórmula por “Chacho” Álvarez, quienes lograron el 48,37% de los votos. En segundo lugar, quedó el justicialista Eduardo Duhalde con el 38,28% y, en tercer lugar, Domingo Cavallo del partido Acción por la República, con un 10,22%. El 10 de diciembre de 1999, De la Rúa recibió los atributos de mando de manos de Menem.
Estalló la crisis
A pesar que se esperaba que el país saliera de la convertibilidad, no lo hizo, y la situación económica siguió empeorando. El 19 y 20 de diciembre de 2001 estallan los incidentes de la crisis que puso fin al Gobierno que dejaba una tasa de desocupación del 18% y un trabajo informal superior al 38%. Pese al estado de sitio, las protestas se multiplican en todo el país, y fueron reprimidas dejando un saldo de 38 víctimas fatales. El 20 de diciembre, De la Rúa renunció.
Por la crisis política, entre ese día y el 1° de enero se sucedieron varios presidentes: Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde. Este último perduró hasta 2003 y estabilizó la situación política y económica, poniéndole fin en 2002 a la convertibilidad.
En comicios muy atomizados, se presentaron como candidatos a presidente Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá, todos por vertientes del peronismo-; Elisa Carrió por Afirmación para una República Igualitaria (ARI); Ricardo López Murphy por Recrear para el Crecimiento y Leopoldo Moreau por la Unión Cívica Radical.
Menem obtuvo el 24,45% de los votos, seguido de Kirchner con el 22,25, López Murphy con el 16,37, Rodríguez Saá con el 14,11 y Carrió con 14,05%. Muy lejos quedó Moreau con 2,34%. Pese a ser el más votado, el riojano se bajó del balotaje, figura que apareció con la reforma constitucional de 1994, cuatro días antes de ir a las urnas y cuando las encuestas le vaticinaban una dura derrota. Frente a esto, Kirchner fue declarado presidente electo y asumió el cargo del 25 de mayo de ese año, día en que Duhalde le colocó la banda presidencial.
Durante su mandato se anularon las leyes de Obediencia Debida y Punto Final; se inició un proceso de canje de deuda en default y se canceló de forma anticipada la deuda total con el Fondo Monetario Internacional. También hubo crecimiento y estabilidad económica que permitió una continuidad en el poder de lo que empezó a conocerse como kirchnerismo.
A Kirchner lo sucedió su esposa y entonces senadora justicialista, Cristina Fernández, que junto al radical Julio Cobos, obtuvo en 2007 el 45,28% de los votos. En las elecciones que se realizaron el 28 de octubre de 2007, derrotaron al binomio Elisa Carrió-Rubén Giustiniani por la Coalición Cívica con el 23,04% de los votos, y detrás quedaron Roberto Lavagna-Gerardo Morales por la Alianza Concertación-Una Nación Avanzada (UNA) con el 16,91%. El 10 de diciembre, Cristina Fernández recibió el bastón de manos de su marido, Néstor Kirchner, un hecho inédito en la historia argentina.
Atrás había quedado la resolución 125 y el conflicto con el campo cuando en 2010 murió Kirchner, que se perfilaba como el candidato natural a sucederla. Acompañada por Amado Boudou se presentaron en los comicios de 2011 y se impusieron el 23 de octubre de 2011 con el 54,11% de los votos. Muy lejos quedó el binomio del Frente Amplio Progresista integrado por Hermes Binner y Norma Morandini, con el 16,81% y el integrado por Ricardo Alfonsín y Javier González Fraga por la Unión para el Desarrollo Social con el 11,14%.
La siguiente presidencia tuvo como protagonista algo que se repitió en esta última: el balotaje. Después de las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) que se realizaron el 9 de agosto de 2015 por primera vez, los comicios nacionales se realizaron el 25 de octubre. La fórmula del Frente para la Victoria integrada por Daniel Scioli y Carlos Zannini obtuvo el 37,08% de los votos, mientras que el binomio de Cambiemos Mauricio Macri-Gabriela Michetti logró el 34,15%. Quien aparecía detrás de ellos era Sergio Massa, quien junto al salteño Gustavo Sáenz (Unidos por una Nueva Alternativa) sacaron el 21,39% de los sufragios.
La segunda vuelta se disputó el 22 de noviembre, y fórmula Macri-Michetti cosechó el 51,34% contra 48,66% de la de Scioli-Zannini. El entonces jefe de gobierno porteño ganó por solo 678.774 votos de diferencia.
En 2019, en tanto, Alberto Fernández fue electo presidente como candidato del Frente de Todos y secundado por Cristina Fernández. Tras unas PASO en que sacó una gran ventaja, en las elecciones del 27 de octubre sacó el 48,24% de los sufragios, frente al 40,28% de Macri y 6,14% de Roberto Lavagna.
Finalmente, el 22 de octubre de 2023 los argentinos fueron otra vez a las urnas ante un escenario de tres tercios que ya había sido reflejado en las PASO. Ese día, el ganador fue Sergio Massa por Unión por la Patria, con el 36,78% de los votos, seguido por Javier Milei, de la Libertad Avanza, con 29,99% y Patricia Bullrich, con 23,81%.
El 19 de noviembre, en el segundo balotaje desde la reforma de la Constitución, Milei derrotó a Massa por 55,69% contra 44,30% y se convirtió en presidente para los próximos cuatro años.
Por Fernando Delaiti, de agencia DIB