Por Eduardo Rivas – Desde el comienzo de la pandemia mucho hemos oído hablar de los protocolos, y parece que hay mucho más de los que uno imagina. Hay protocolos de protección personal, de apertura de comercios, de práctica de deportes y hasta de servicios fúnebres. La Autoridad de aplicación de los mismos es la Autoridad Sanitaria que, en el caso de Zárate, es la Secretaría de Salud.
Si uno ve el acontecer diario del distrito nota que lejos estamos del cumplimiento de dichos protocolos, como tampoco se cumple la propia legislación emanada del Municipio para evitar la expansión del virus. Lejos quedó aquel Decreto por el que el Intendente decía que multaría a quien no usara tapabocas o barbijo y ni siquiera se aplicó cuando el Presidente del Concejo Deliberante Ariel Ríos o la Diputada Provincial Patricia Moyano participaron de una reunión en el recinto del Departamento Legislativo sin la protección obligatoria (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2020/04/08/ingenuidad-o-impunidad/). También hemos escrito respecto al cumplimiento de los protocolos establecidos por el Gobierno Provincial (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2020/10/15/el-evento-sisa-2352810/), y las denuncias que hay respecto a su incumplimiento.
Pero no son estos los únicos protocolos que cobraron notoriedad en esta época de pandemia, también son importantes los que tienen que ver respecto a la violencia de género. Son múltiples las expresiones de los representantes populares respecto al aumento de la violencia de género e intrafamiliar durante la pandemia, y según denunció el Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano”, de la Asociación Civil La Casa del Encuentro, desde el inicio de la pandemia hubo al menos 150 femicidios y tres transfemicidios. La Provincia de Buenos Aires lidera la estadística con 58 casos.
En consecuencia es importante conocer cómo se trabaja con los protocolos para prevenir estos femicidios, puesto que del mismo informe se desprende que ‘el 62% de los femicidas eran parejas o exparejas de las mujeres asesinadas; y que la vivienda compartida es el sitio más inseguro para las mujeres y que los golpes son la principal causa de muerte’, y el protocolo más efectivo encontrado hasta el momento es el botón antipánico, puesto que con ello se avisa a las autoridades el riesgo que acecha a una posible víctima, que en realidad ya es víctima y por eso posee el botón, alerta que está en peligro para que las autoridades accionen.
Tras su renuncia (que en declaraciones públicas el Intendente Osvaldo Cáffaro afirmó que fue despido) en mayo de este año, el ex Secretario de Gobierno local Gastón Otero afirmó (https://www.facebook.com/enlacecritico/videos/1685158071622766) que ‘hay un número importante de botones que se entregan a pedido de la Fiscalía para personas que precisan ese apoyo, digamos, y bueno al proveedor no se le paga y hace poco tiempo cortaron el servicio por boletas impagas inclusive del año pasado’. Más adelante el ex funcionario precisó que él debió hablar con el proveedor del servicio para que no cortara la prestación que de hecho, según sus palabras, estuvo fuera de servicio ‘unas horas’.
En la apertura de sesiones del Concejo Deliberante en 2018 el Intendente Municipal Osvaldo Cáffaro afirmó que ‘Hemos gestionado 100 botones antipánico para víctimas, con el debido seguimiento y la asistencia inmediata. Con recursos propios.’ Y un año después sostuvo que ‘Hemos realizado el abordaje con el equipo de Asistencia a la Víctima a 125 personas, han recibido botones antipánico a solicitud del Ministerio Público Fiscal.’
Estas declaraciones un tanto confusas fueron contrastadas con fuentes consultadas que afirman que la cantidad de botones antipánico disponibles es de poco menos que medio centenar y que van rotando a quiénes se les entregan porque la necesidad del instrumento no es permanente.
Teniendo en cuenta esta realidad expuesta por la Asociación Civil La Casa del Encuentro y la realidad que expusieron en su momento el ex Secretario Otero y el Intendente Cáffaro, ¿Cuál es la situación actual del programa municipal de botones antipánico?
¿Es cierto que la disponibilidad es menor a 50 unidades? ¿Mintió el intendente en 2018 cuando aseguró tener 100 botones antipánico? ¿Es cierto que no todos pueden ser entregados a víctimas de violencia de género porque algunos de los entregados hace bastante tiempo por decisión política y no judicial no fueron devueltos aún? ¿Es cierto que hay botones antipánico en manos de personas que no sufrieron ni sufren violencia de género?
¿Cuáles son las estadísticas de violencia de género en Zárate hoy? ¿Cómo evolucionó a lo largo del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio y el posterior Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio?
¿Se tomaron medidas adicionales respecto a las que se estaban tomando?
¿Cuál es la realidad del servicio de violencia de género local? Tanto el de Zárate como el de Lima. ¿Se asiste a las víctimas?
¿Qué tipo de contención da el servicio de violencia de género local a quienes denuncian violencia de género? ¿Cómo procedió en el caso de la denuncia contra un funcionario local?
Son muchas las preguntas que surgen cuando se aborda la cuestión de violencia género, porque hay muchos protocolos que no siempre se aplican y demasiados protolocos, que atacan a quienes dicen querer.