
La subespecie que habita Kenia y Tanzania está en grave riesgo por la caza furtiva y cambios en los usos del suelo.
Se estima que quedan 35 mil jirafas masáis salvajes, pero su población descendió casi 50% en los últimos 30 años.
De las 9 subespecies de jirafa, las masái y reticuladas se encuentran en peligro de extinción, mientras que las nubianas y de Kordofán están en peligro crítico de extinción.
La caza de jirafas es ilegal en Kenia y Tanzania, pero las matan de manera furtiva por su piel, carne, huesos y colas.
Medios de Tanzania informaron que existe la creencia de que el tuétano y los cerebros de las jirafas pueden curar el VIH y el sida.
Fuente: 24 Horas (México)








