Especialistas de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) avanzan en el análisis y la aplicación de la Técnica del Insecto Estéril en mosquitos del género Aedes aegypti. Se trata de una tecnología segura, que ya es utilizada en otros países de Europa para controlar vectores.
El contador no para. En medio de un brote histórico de casos de dengue en el país, varios interrogantes cobraron protagonismo al respecto de las medidas necesarias para paliar la situación, entre ellas, si es posible combatir al mosquito transmisor de esta enfermedad reduciendo el uso de insecticidas químicos, que se utiliza en las fumigaciones.
La respuesta llega desde el Centro Atómico Ezeiza, donde un equipo de la División Aplicaciones Agronómicas de la Comisión Nacional de Energía Atómica CNEA estudia la utilización de tecnología nuclear para combatir este vector. Las palabras claves son Técnica del Insecto Estéril (TIE) y se trata de un método de control biológico que propone la utilización de insectos para controlarse a sí mismos, utilizando la radiación.
Pero su estudio no comenzó con este brote, sino con otro: el de Zika en 2016. “En ese momento, la Agencia Internacional de Energía Atómica convocó a los países de Latinoamérica para ver qué posibilidades había de desarrollar alguna técnica ya conocida para adaptarla al Aedes aegypti. Como Argentina tenía muchísima experiencia sobre el desarrollo de la TIE en la mosca de la fruta, comenzamos a trabajar en su aplicación”, explicó la investigadora del CNEA y líder del proyecto, Marianela García Alba, a Agencia CTyS-UNLaM.
Este método consiste en la cría masiva de insectos, en este caso el mosquito Aedes aegypti, a los que se esteriliza con radiación para que luego, al ser liberados en la naturaleza y en gran número, puedan competir y aparearse con las hembras silvestres. Considerando que la mayor parte de las hembras copulan una sola vez en su vida, se produce una reducción de la fertilidad de la población natural, disminuyendo, así, la cantidad de mosquitos.
“La cuestión primordial por la que podemos llevar adelante esta técnica es que, como sabemos, la hembra es la que pica y, por ende, la única que va a poder transmitir el virus. Por este motivo, podemos centrarnos en el macho, que es totalmente inerte. Este macho estéril va a competir con el silvestre y una vez que copule con la hembra, los huevos que deje van a ser inviables”, precisó García Alba.
Esta técnica ya se utiliza en otros países de Europa como España, Alemania, Portugal y Albania, donde hay circulación de un “primo hermano” del Aedes aegypti, que es el Aedes albopictus, también transmisor de dengue, zika y chikungunya. “Allá se realiza esta técnica para evitar los brotes de estas enfermedades y, de hecho, hasta hoy no se registran casos”, destacó.
La esterilización la llevan adelante a través de radiación ionizante producida por el radioisótopo cobalto 60, que emite radiación ionizante. Al respecto de esta herramienta, la licenciada en Ciencias Biológicas aclaró que es una práctica completamente segura y aclaró la diferencia entre radiación y estar radioactivo: “Cuando esterilizamos los mosquitos, no se quedan con ningún tipo de radioisótopo, no están ni irradiando. Es lo mismo que cuando nos hacemos una placa radiográfica, en la que también se usa radiación ionizante. Cuando salimos de ese estudio estamos exactamente igual que cuando entramos”.
Vuela, vuela…
La radiación de los mosquitos machos de Aedes aegypti se realiza en la Planta de Irradiación Semi Industrial (PISI) del Centro Atómico Ezeiza. Allí se llevaron a cabo varios ensayos, entre ellos, la detección de la dosis necesaria para conseguir un macho 100 por ciento estéril, pero que a la vez sea igual de competitivo que uno silvestre. En ese predio también se encuentran las llamadas jaulas de semicampo, una especie de gazebos a la intemperie, que sirven para analizar su comportamiento y resistencia, entre otros ejes.
“Estamos en el estadio de campo y muy cerquita de lograr una liberación piloto que esperamos sea en breve”. Marianela García Alba, investigadora del CNEA.
“Actualmente, estamos en el estadio de campo y muy cerquita de lograr una liberación piloto que esperamos sea en breve. Esta prueba debe ser en un barrio con características particulares como, por ejemplo, tener aislamiento geográfico, haber sido monitoreado por lo menos por un año para ver cómo es la fluctuación poblacional de ese sitio y sobre todo que las personas que viven allí estén de acuerdo”, detalló la investigadora.
Por último, García Alba aclaró que se trata de una herramienta de prevención, por lo que remarcó que en contexto epidemiológico de brote “lo importante es apostar a las técnicas que ya se conocen y que están protocolizadas por organismos como la Organización Panamericana de la Salud (OPS)”. “La TIE es una herramienta más de manejo integrado de este vector”, concluyó.
Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM)