Hoy, la robótica sigue ampliando sus horizontes y tiene las ideas servidas. Cuentan con la naturaleza y las herramientas tecnológicas para copiar el mejor vuelo, el mejor agarre, la máxima velocidad y hasta el trabajo cooperativo de algunos insectos.
Firmas como Boston Dynamics, Festo, o los propios investigadores del MIT, sorprenden cada año con nuevos modelos.
Cuando nació la robótica, lo primero que intentó imitar fueron algunas partes del cuerpo humano: brazos y piernas. A imagen y semejanza, los pioneros de la Antigua Grecia trabajaron para dotar de movimiento hidráulico a algunas estatuas.
Esas piezas fueron antecesoras de los robots humanoides actuales, que pueden jugar al fútbol, establecer algunos diálogos, trasladar objetos pesados, tocar el saxo y hasta pegar saltos acrobáticos.
Fuente: Clarín