Investigadores del CONICET que desarrollan papeles bioactivos con propiedades antimicrobianas y antioxidantes obtuvieron el “Premio Arcor a la Innovación”, entregado por la empresa y por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT).
Muchos son los problemas de conservación durante el almacenaje y transporte de los alimentos que día a día consumimos. Los protagonistas del ataque son, en la mayoría de los casos, microorganismos, -como mohos, levaduras y bacterias- que además de generar pérdidas de alimentos, pueden resultar nocivos para la salud humana.
Un grupo de investigadores del CONICET buscaron soluciones este problema y desarrollaron un envase de papel o cartón con propiedades bioactivas (antioxidante, antimicrobiana, insectífuga y/o insecticida) mediante el injerto de moléculas específicas de origen natural sobre la celulosa.
El proyecto “Desarrollo de papeles bioactivos para el envasado de alimentos” fue ganador de la edición 2017 del premio que entregan Arcor y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), dotado de 150 mil pesos que se destinarán a la ejecución del mismo.
La Dra. Raquel Martini, investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto de Investigación y Desarrollo de Ingeniería de Procesos y Química Aplicada (IPQA, CONICET-UNC) consideró el premio como “un incentivo para seguir adelante y acercar el trabajo científico a la sociedad porque son proyectos que se relacionan con la vida cotidiana de la gente”.
“El objetivo es seguir ampliando y afianzando la línea de investigación de envases activos y otros proyectos relacionados”, explica la doctora Martini, especializada junto con su equipo, al desarrollo de materiales para optimizar la conservación de alimentos.
Otra conocida causa de importantes pérdidas de alimentos es debido a la infestación por plagas de insectos poscosecha que pueden atacar materias primas almacenadas y productos alimenticios semielaborados o finales debido a su capacidad de ingresar en los envases durante su distribución o almacenamiento, ejemplificó la investigadora.
También la oxidación de componentes alimenticios por acción del aire produce sabores rancios, compuestos tóxicos y pérdida de propiedades nutricionales.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) el envasado de alimentos forma parte de los factores que inciden en la pérdida de los mismos junto a la recolección, transporte, infraestructura o a los mecanismos de mercado, o de los precios, así como a los marcos institucionales y legales. Esto hace que hasta un tercio de todos los alimentos se estropee o desperdicie antes de ser consumido por las personas.
FUENTE: Agencia CTyS-UNLaM (Magalí de Diego)