El “Titanomachya gimenezi” vivió hace más de 65 millones de años y era 10 diez veces más pequeño que otros de su especie. Los detalles del hallazgo realizado en Chubut y por qué podría brindar datos únicos sobre la evolución en el periodo Cretácico
Un nuevo descubrimiento significativo sacudió a la paleontología. Un equipo de investigadores del CONICET encontraron los restos fósiles de un tipo de titanosaurio denominado Titanomachya gimenezi, que vivió hace unos 66 millones de años, al final del período Cretácico. Se estima que pesaba aproximadamente 7 toneladas y era diez veces más pequeño que otros de su especie.
Los restos fueron hallados en la formación La Colonia, ubicada en la provincia de Chubut. Se trata del segundo dinosaurio encontrado en este lugar, pero el primer saurópodo, es decir que pertenece al grupo de los vertebrados terrestres más grandes en la historia evolutiva, caracterizados por ser herbívoros. El descubrimiento se realizó en el marco de una campaña efectuada por investigadores del CONICET en el Museo de La Plata (MLP, UNLP) y el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF) de Trelew.
Según indicaron, su tamaño era pequeño en relación con otros gigantes encontrados en Chubut, como el Patagotitan mayorum, que se calcula medía casi 40 metros de largo, con un cuello de 12 metros y un peso estimado en 70 toneladas. El T. gimenezi habitó la Patagonia durante el Maastrichtiano, la última edad del periodo Cretácico que precedió a la extinción masiva.
Según señalaron, las reconstrucciones ambientales de la formación La Colonia “indican que por entonces esos ambientes estaban dominados por estuarios o albuferas, es decir que su entorno contaba con una variada flora que incluía palmeras, plantas acuáticas con flores y coníferas”. Los detalles del hallazgo fueron publicados en la revista científica Historical Biology.
Agustín Pérez Moreno, becario posdoctoral del CONICET y autor principal del estudio, fue quien lideró las excavaciones que permitieron recuperar partes de los miembros, fragmentos de costillas y una vértebra caudal del dinosaurio. “El proceso de extracción fue muy minucioso e involucró a diez personas, ya que requirió embochonar o recubrir los restos con camisas de tela de arpillera y yeso para protegerlos antes de su traslado a los laboratorios del MEF”, detalló el científico.
A diferencia de otros saurópodos descubiertos en la misma región, como el Patagotitan mayorum, T. gimenezi se caracteriza por su tamaño relativamente pequeño. “La morfología del astrágalo –hueso responsable de distribuir la fuerza procedente de la tibia en el interior del pie– nunca fue vista antes en otros titanosaurios y muestra rasgos intermedios entre los linajes Colossosauria y Saltasauroidea, lo que destaca su importancia evolutiva. Además, estudios filogenéticos han revelado que precisamente es miembro del gran linaje de los Saltasauroidea”, comentó el investigador.
Esta particularidad destaca la relevancia evolutiva del dinosaurio y contribuye a la comprensión de la diversidad de los titanosaurios durante el Cretácico Superior. La investigación arroja luz sobre las especies de saurópodos que habitaron la Patagonia durante el Maastrichtiano, la última edad del período Cretácico y ofrece datos valiosos sobre los ecosistemas de la época.
“La formación es conocida por haber revelado diversos fósiles, desde dinosaurios carnívoros y plesiosaurios hasta tortugas y otros reptiles. Los hallazgos en La Colonia no solo ofrecen información crucial sobre las poblaciones de saurópodos en la Patagonia durante el final del período Cretácico, sino también sobre la diversidad de los ecosistemas de la región en ese momento”, apuntó Pérez Moreno.
A su vez, el paleontólogo agregó que “Titanomachya gimenezi marca el inicio de una serie de descubrimientos esperados en la formación La Colonia y, a medida que el proyecto avance, se anticipa la revelación progresiva de nuevas especies de dinosaurios, acompañadas de reconstrucciones paleoecológicas y ambientales que proporcionarán una visión más completa del mundo prehistórico en el que estos magníficos animales vivieron y desaparecieron”.
“Se erige como un descubrimiento intrigante que añade una nueva perspectiva a la rica historia de los dinosaurios saurópodos de la Patagonia durante el Cretácico Superior y abre la puerta a futuras investigaciones que profundicen en la diversidad y evolución de estos majestuosos gigantes”, sumó el investigador.
En cuanto al nombre, Pérez Moreno señaló que “es especialmente apropiado, ya que Titanomachya gimenezi procede de la época en que se extinguieron los titanosaurios”. A su vez, en “la palabra gimenezi rendimos homenaje a la fallecida científica Olga Giménez, quien fue la primera paleontóloga en estudiar los dinosaurios de la provincia de Chubut. Su legado ha dejado una huella imborrable, y esta denominación busca honrar su contribución pionera a la comprensión de la rica historia paleontológica de la región”.
Por su parte, el paleontólogo Diego Pol, del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, destacó que “antes de este descubrimiento, no había registros de dinosaurios saurópodos en esta región”, siendo que “los restos estaban desarticulados pero colocados muy cerca unos de otros”. Según estimó, tras hallar costillas, vértebras, huesos de las extremidades y parte de una cadera, el dinosaurio tenía las dimensiones corporales de una vaca grande y un cuello y una cola largos, alcanzando unos seis metros de largo.
“Los hallazgos en La Colonia no solo ofrecen información crucial sobre las poblaciones de saurópodos en la Patagonia durante el final del período Cretácico, sino también sobre la diversidad de los ecosistemas de la región en ese momento”, ya que “la formación es conocida por haber revelado diversos fósiles, desde dinosaurios carnívoros y plesiosaurios hasta tortugas y otros reptiles”, afirmó el además explorador de National Geographic.
Según advirtieron los investigadores, esta es una de las campañas que se realizan en la zona. Posteriormente, se realizarán otras junto a profesionales del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICET-UNRN). Cabe destacar que el hallazgo se llevó a cabo en el marco del proyecto “Fin de la Era de los Dinosaurios en Patagonia”, financiado por National Geographic, que tiene como objetivo investigar todos los aspectos biológicos y ecológicos de la época en la que se extinguieron los dinosaurios no avianos.