A temprana edad es importante establecer pautas y disponer de herramientas que permitan cuidar y controlar el consumo de redes sociales.
La Universidad Carlemany, una universidad internacional en línea, ha notado los efectos que a veces crea la sobreexposición en las redes sociales.
Y es que, plataformas como Instagram están viendo cada vez más a los usuarios pasar más y más tiempo publicando y viendo contenido, con algunos efectos, aunque aún inciertos, relacionados con la depresión y afectan la autoestima y el aprecio.
Definitivamente, este es un espacio donde a muchas personas, e incluso niños, les encanta compartir los mejores momentos de sus vidas, sin embargo, existe preocupación por el impacto psicológico de subir fotos a Instagram.
Cabe recordar que esta red social se basa en su contenido en imágenes, y el uso de esta red es numeroso, por lo que es fundamental proteger la privacidad a la hora de subir fotos a Instagram, para compartir sin miedo y disfrutar del contenido que otros envían.
En muchos casos, las redes sociales pueden promover o exacerbar problemas de salud mental en quienes las utilizan. Las tareas pueden variar según el estado anterior del usuario de la aplicación, el propósito de la interacción y cómo se maneja la respuesta para esa aplicación.
En otras palabras, la edad y la madurez junto con otros factores determinarán cómo una persona percibe, interpreta y valora los comentarios u otro tipo de interacciones que puedan tener lugar en línea, porque obviamente es que se están expuestos o la sobreexposición pueden tener consecuencias.
Así se puede proteger la imagen al compartir fotos en Instagram
Casi todas las plataformas, incluida Instagram, permiten establecer diferentes niveles de privacidad. Incluso es posible elegir quién puede ver ciertas publicaciones, excepto si se quiere a personas que siguen o a quién sigue este usuario. Asimismo, es posible bloquear a otros usuarios y reportar comportamientos inadecuados si es el caso.
Hay otras características y configuraciones en estas aplicaciones que permiten un control estricto sobre lo que se muestra y a quién. Así como profesionales que trabajan detrás de escena, para garantizar que el contenido que circula cumpla con las regulaciones de la plataforma.
Cabe señalar que este tipo de recurso no está destinado al uso de menores de edad y si se descubre este tipo de perfil, se puede denunciar. Como tal, la red social ha recorrido un largo camino en términos de protección de datos y privacidad, proporcionando un entorno mucho más seguro que en un principio.
Así se puede solucionar la baja autoestima por culpa de internet
Si bien la baja autoestima puede tener una causa fuera de la red, la verdad es que la exposición y la retroalimentación descontroladas pueden mejorar o empeorar los sentimientos de autoestima o valor. A veces puede evocar sentimientos de infravaloración o de naturaleza depresiva.
El uso consciente y responsable de las redes sociales es importante, en muchos casos los adolescentes y jóvenes son vistos como más vulnerables al impacto que tienen sobre ellos factores externos que pueden pasar factura a su salud mental, por lo que si no son aprovechados, deben dejar de exponerse en línea y restaurar su autoestima.
Para ello, puede ser adecuado conseguir ayuda psicológica, establecer pautas y disponer de herramientas que permitan cuidarse y controlar el consumo.
La psicología en el mundo y generación digital
La psicología se preocupa por el estudio del comportamiento, que debe conocer profundamente el contexto actual, dentro y fuera de las plataformas, por lo que el estudio de la adicción a las redes sociales también ocupa un lugar destacado en la industria, junto con otros factores dependientes.
Sin embargo, existen diferencias en el consumo en función de variables como la edad, el sexo y la ubicación, y aun así, los incrementos y crecimientos son generales.
Es claro que en la sociedad actual las plataformas digitales se han convertido en una parte importante de la rutina diaria y la psicología debe considerar su consumo como parte de su evaluación. Al mismo tiempo, este tipo de problemas deben abordarse con moderación y sentido común siempre que sea posible.
Sí, hay que vigilar el uso del entorno por parte de personas vulnerables, protegerlas de contenidos que les perjudiquen y buscar ayuda profesional si se cree que el consumo es inadecuado y nocivo para su salud mental.
A pesar de todo esto, sin privarlos de la libertad que tuvieron como adultos. Si son menores de edad, se deberá notificar a quienes ejerzan su tutela.
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