Los distritos bonaerenses de Navarro y Junín proponen visitar lugares emblemáticos de su historia donde reinan leyendas populares y disfrutar de una gastronomía criolla autóctona en antiguos almacenes y pulperías, como parte de la ruta gauchesca.
En Navarro, está viva la leyenda de Juan Moreira, el gaucho de las pampas bonaerenses, combinación de guardaespaldas, batallador, guitarrista y político del siglo XIX, que fue referente del pago.
También queda inscripto en la historia nacional el haber sido esa localidad escenario de las guerras civiles argentinas entre unitarios y federales, en 1828, cuando las fuerzas del general Juan Lavalle derrocaron a las milicias del coronel Manuel Dorrego, entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, quien fue fusilado durante este mismo suceso.
Almacenes y pulperías, que funcionaban como postas de diligencia para servicios de transporte con correspondencia, encomiendas y pasajeros, hoy son lugares de visita.
El almacén de ramos generales La Protegida tiene las huellas de ese pasado, con un patio familiar, habitaciones de la vivienda original y colecciones de todos los rubros: comestibles, bebidas, juguetes, librería, bazar y documentos de más de medio siglo. El sitio no tiene un orden museográfico y los artículos con los que convivieron los navarrenses del siglo XIX están naturalmente expuestos en las estanterías.
El lugar es un espacio donde se disfruta de las comidas de época, como las de olla. y empanadas caseras, con la intención de revalorizar la historia local y homenajear a los vecinos pioneros, quienes a lo largo de 200 años hicieron este pueblo.
Por otro lado, entre el extenso Río Salado y espejos de aguas, como las lagunas de Gómez, Mar Chiquita y El Carpincho, se encuentra el municipio de Junín. Por los caminos de Los Navegantes de Los Pescadores los visitantes podrán recorrer espacios verdes para descansar, disfrutar del aire libre, pescar y desarrollar actividades náuticas. La ciudad cabecera combina construcciones antiguas del siglo XIX con modernas edificaciones.
Cerca, la localidad de Agustín Roca cobra protagonismo con el almacén de ramos generales La Casona de Roca, donde se pueden degustar los mejores fiambres caseros y revivir el legado de los inmigrantes Picchi, quienes llegaron a la zona en 1880 desde el norte de Italia, según consignó la subsecretaría de Turismo bonaerense.
Esta tradición familiar, transmitida por generaciones, comenzó su historia con los primeros fríos, cuando se preparaba la masa para el salame junto con un gustoso vino tinto. (DIB)