Con eficiencia, equidad y memoria profesional, el Dr. Alejandro Vilches —titular de la Secretaría de Gestión Sanitaria de la Nación— repasó con El Debate su plan para optimizar el Garrahan, reparar el financiamiento y enfrentar el descreme de prepagas y obras sociales. Advirtió que el sistema acumula 22 años en emergencia sanitaria y evocó sus recuerdos de ejercicio médico en Zárate.

El Dr. Alejandro Vilches se dio a conocer en Zárate hace más de veinticinco años, aportando su experiencia tanto en el ámbito público como en el privado del sistema de salud. A comienzos de este siglo, asumió la dirección de la Obra Social del Sindicato de Químicos y Petroquímicos de Zárate-Campana y, desde el 16 de octubre de 2024, ejerce como secretario de Gestión Sanitaria del Ministerio de Salud de la Nación -segundo del ministerio en el área-, en un contexto crítico para la salud pública argentina.

“En salud no se gasta, se invierte”, subrayó Vilches al referirse al Hospital Garrahan. Según detalló, la gestión inicial permitió un incremento del 15 % en la guardia de unidades críticas y mejoras en las becas de residentes, que hoy rondan los $800.000 más una asignación complementaria de $500.000 del propio hospital. “No alcanza, pero demuestra que al facturar todo lo facturable y ajustar procesos, los fondos llegan al personal y no a negocios periféricos”, afirmó.
Frente a la movilización en defensa del Garrahan, definió la protesta como “una mezcla de reclamos genuinos y operaciones políticas”. “Cuando la manifestación se convierte en choque de poder, para estos políticos resolver problemas queda en segundo plano.”
En la delicada situación que atraviesa la institución porteña, Vilches extendió su mirada al conjunto del sistema y alertó sobre el “descreme”: el desmedido aumento de las cuotas de prepagas y la migración masiva de afiliados de obras sociales hacia el sector público están tensionando la red de atención estatal. “Obras sociales y prepagas responden a lógicas distintas: los aportes obligatorios nunca alcanzaron para cubrir costos y los planes privados ajustan sin freno. Sin una regulación clara, el dinero público corre el riesgo de diluirse en trámites y caer lejos de quienes atienden a los pacientes. Hay que asegurar que cada peso llegue al sistema de salud y, en particular, a médicos, enfermeros, auxiliares y administrativos”, enfatizó.
Vilches fue contundente al señalar que “llevamos 22 años en emergencia sanitaria”. “Cada decisión difícil la tomo recordando mis guardias: ¿cómo habría actuado como médico frente a ese paciente? Esa mirada clínica me guía en cada despacho.”
Como ejemplo de gestión prioritaria, citó el plan nacional de vacunación en escuelas para frenar brotes de sarampión y otras enfermedades: “Ayer, en 2025, vacunaron en el colegio público de mis nietos en Capital Federal. Salir a buscar a los chicos donde están nos permite corregir la falta de cobertura.”

Sobre su relación con el ministro Mario Lugones, destacó: “No es un improvisado: es cardiólogo, sanitarista y un hombre de gestión brillante. Trabajar con él es sencillo porque tiene buen criterio y es muy resolutivo.”
En un tramo más personal, Vilches recordó su ejercicio en Zárate —guardias críticas, atenciones domiciliarias y festejos junto a El Debate— y agradeció las distinciones: “Cada vez que paso por la ciudad espero encontrar a un viejo paciente, a un amigo. Zárate fue parte de mi vida profesional y humana.”
Al cerrar el encuentro, reafirmó su compromiso: “Nunca trabajé para ocupar este cargo; siempre fui un laburante de la medicina. Mi responsabilidad es honrar cada camilla, cada vida atendida”…






















