Desde su instauración, la moratoria sobre la caza comercial de ballenas marcó un hito en la conservación, pero no puso fin a todas las amenazas que enfrentan estos cetáceos. A la captura furtiva bajo el amparo de supuestos estudios científicos se suman la pesca incidental, la contaminación química y acústica, las colisiones con embarcaciones y los efectos del cambio climático sobre sus rutas migratorias y hábitats naturales.

Diego Reina Anduze, director del proyecto 7 Maravillas Naturales de América, alerta sobre la gravedad de la contaminación y la destrucción de entornos costeros. Señala que esta jornada también pretende fortalecer la legislación internacional y promover la responsabilidad ciudadana para garantizar la supervivencia de ballenas y delfines.

Estos mamíferos cumplen un rol clave en el equilibrio de los ecosistemas marinos. Su respiración pulmonar y su extraordinaria capacidad auditiva les permiten comunicarse y orientarse en el océano, funciones que sostienen la salud de las cadenas tróficas y la biodiversidad.

El principal objetivo del Día Mundial de las Ballenas y los Delfines es crear conciencia y movilizar esfuerzos globales. A pesar de los logros alcanzados con la moratoria, la continua presión humana hace urgente la implementación de políticas de conservación y estudios científicos que evalúen su estado poblacional.

El ecoturismo de avistaje de ballenas y delfines se ha consolidado como una herramienta sostenible que genera empleo en comunidades costeras, impulsa la educación ambiental y respalda la investigación científica.