El cáncer colorrectal (CCR) se desarrolla en el colon y el recto (intestino grueso). En más del 80% de los casos, se genera primero un pólipo (crecimiento anormal de las células) denominado adenoma, que puede crecer lentamente durante más de 10 años y transformarse en cáncer si no se detecta y extirpa a tiempo. 31 de marzo: Día Mundial del Cáncer de Colon y Recto (CCR)
El Ministerio de Salud de la Nación estima una incidencia de 15.600 casos nuevos por año, tratándose de la primera causa de cáncer en el hombre -superando desde 2018 al cáncer de pulmón- y la segunda causa en mujeres, luego del cáncer de mama. Según datos del Instituto Nacional del Cáncer, se trata del segundo cáncer más frecuente y en tasa de mortalidad en el país: en datos de 2017, por ejemplo, el CCR se ubicó en el segundo lugar de frecuencia, con el 12% del total de defunciones (7.499).
“Pese a las recomendaciones de los organismos internacionales y nacionales, en Argentina la realización de los estudios de prevención y detección temprana es poco frecuente. Según información del Ministerio de Salud, se estima que sólo el 25% de las personas entre 50 y 75 años realizan estudios de detección preventivos de CCR”, explica el Dr. Federico Esteso, oncólogo clínico del Instituto Alexander Fleming (IAF)
“En el país se cuentan con todas las técnicas necesarias para estudio y detección temprana de la enfermedad; es decir, utilización de estudio de sangre oculta en materia fecal y la videocolonoscopia (VCC). Sin embargo, existe una tasa de realización de estudios y controles de prevención para el CCR muy bajas, por debajo del 25 o 30% de las personas que debieran realizarla”, agrega por su parte el Dr. Juan Manuel O’Connor, jefe del área Tumores Gastrointestinales del IAF.
“El problema se relaciona con falta de información, cierto temor a la realización de estudios como la VCC, por riesgos inherentes al procedimiento. Lamentablemente, el efecto pandemia también ha generado demoras en las consultas y reducción de estudios de prevención comparado con períodos normales fuera de esta situación epidemiológica inédita”, dice.
Síntomas que encienden alarmas.
“Los síntomas que deben llevar a consultar son la presencia de sangre en la materia fecal, distensión o dolor abdominal, cambios del hábito evacuatorio (diarrea o constipación) o pérdida de peso. Los 50 años son la edad indicada para comenzar con algún método de rastreo (videocolonoscopia o sangre oculta en materia fecal), siempre que no haya antecedentes personales o familiares predisponentes, en cuyo caso debería ser antes”, enumera Esteso.
“Si una persona tiene antecedentes familiares de cáncer de colon cercanos, debería realizar una consulta de asesoramiento genético, para definir a qué edad comenzar a estudiarse: a los 40 años, o diez años antes del caso familiar más joven, según cuál de los dos sea más temprano. En otros casos, hay estudios genéticos que determinan si es necesario comenzar en una edad más temprana: los 25 a 30 años en casos de síndrome de Lynch y 14 a 16 años en los casos de poliposis familiar”, agrega la Dra. Luisina Bruno, especialista en asesoramiento genético en oncología del IAF.
Diagnóstico confirmado: ¿cuáles son los pasos a seguir?
“Una vez confirmado el diagnóstico deberá ser evaluado por el médico especialista, quien lo orientará sobre pasos a seguir. Le solicitarán estudios por imágenes y laboratorio para determinar el estadio de la enfermedad y luego decidir el mejor tratamiento para su situación clínica”, indica el Dr. O’Connor.
“El cáncer de colon ofrece una tasa de curación superior al 80% cuando se logra la detección precoz de la enfermedad, es decir cuando hablamos de estadios localizados. La cirugía ofrece la mejor alternativa para lograr este objetivo de curación y en ciertas situaciones es necesario complementar el tratamiento con radioterapia o quimioterapia con criterio adyuvante”, explica el profesional.
“La recomendación actual es indagar acerca de los antecedentes familiares de cáncer de colon hasta tres generaciones, idealmente asistido por un asesor genético para que el estudio familiar sea exhaustivo”, agrega la Dra. Bruno. Además se recomienda que el tumor de todo paciente con diagnóstico de cáncer de colon sea estudiado con técnicas sencillas como la inmunohistoquímica para ayudar a identificar casos que requieran ser estudiados genéticamente y definir si son portadores de un síndrome de predisposición. “Los cánceres de colon son esporádicos en el 70% de los casos. Hay antecedentes familiares sin gen específico en el 25%, y sólo el 3 a 5% restante identifican síndromes hereditarios específicos”, detalla.
¿Qué características tiene el CCR?
“El cáncer colorrectal es el que afecta la última parte del intestino. Puede ser asintomático como ocurre en los estadios iniciales o puede tener síntomas como pérdida sanguínea -habitualmente adjudicada a otras patologías como hemorroides- demorando su diagnóstico, o trastornos del tránsito intestinal también adjudicados inicialmente a indigestiones, con las mismas demoras”, detalla el Dr. Eduardo Huertas, Cirujano Jefe Sección Tumores Gastrointestinales del IAF, quien agrega que “en este tipo de cáncer la cirugía es siempre el primer paso en la estrategia de tratamiento con excepciones puntuales en casos avanzados que puedan requerir quimioterapia inicial. Esta cirugía consiste en extirpar el sector afectado del intestino y los ganglios cercanos. Es un procedimiento que con frecuencia es factible de realizar por laparoscopia lo que abrevia el postoperatorio. No deja secuelas funcionales y el paciente en poco tiempo puede reintegrarse a su vida habitual”.
“En los casos avanzados, el objetivo de los tratamientos es “disminuir su tamaño, facilitar la cirugía, mejorar las posibilidades de curación y en ocasiones evitar la cirugía posterior. Los tratamientos combinados requieren controles cercanos y en caso de requerir cirugía está se realiza entre los dos a tres meses de comenzado el tratamiento”, agrega el Dr. Fernando Sánchez Loria, Sub Jefe Servicio de Oncología Quirúrgica del Fleming.
“La radioterapia se utiliza en el tratamiento de determinados tumores de recto para disminuir las recaídas locales, facilitar la cirugía y en algunos casos, incluso evitarla. La discusión de cada caso clínico particular entre las distintas especialidades médicas permite combinar la radioterapia con la cirugía y la quimioterapia de la manera más adecuada para cada paciente”, agrega la Dra. Mariana Galli del servicio de Radioterapia Oncológica del IAF.
Algunas afecciones hereditarias pueden ser detectadas precozmente, “lo que pone de manifiesto la necesidad de un buen interrogatorio familiar y derivación al especialista correspondiente. En los últimos años vemos con preocupación el crecimiento de esta patología en pacientes muy por debajo de la edad aconsejada como screening, finalmente detectados en forma avanzadas luego de tardía consulta del paciente que, por su edad, le parece no tener posibilidad de tener algo serio y por el médico que demora el diagnóstico por la misma razón”, advierten los cirujanos.
Cómo prepararse para los estudios y qué tener en cuenta.
La colonoscopia virtual “lleva la misma preparación que la convencional, pero no permite como esta última extraer lesiones sospechosas. Como ventaja, la colonoscopia virtual no requiere anestesia o sedación permitiendo a su vez valorar otros órganos en el mismo estudio, y es por ello que puede estar indicada en algunas situaciones puntuales”, detalla la Dra. Mariana Kucharczyk, especialista en resonancia magnética en recto.
“La resonancia magnética de alta resolución (RMAR) permite determinar la extensión local de tumores del recto y su seguimiento. Requiere la realización de un enema previo para vaciar la ampolla rectal. Cuando los estudios se realizan con contraste puede ser necesario realizar ayuno previo, ingerir un líquido de contraste y en algunas situaciones puede indicarse una medicación para disminuir el riesgo de reacciones a los medios de contraste”, explica el Dr. Luis Caro, Jefe de Gastroenterología del Fleming.
“Es muy relevante saber que el cáncer colorrectal se puede prevenir con hábitos de vida saludables: actividad física regular, mantener un peso adecuado, llevar una dieta rica en frutas y verduras, limitar la ingesta de alcohol y comidas procesadas. Y que se puede detectar precozmente con estudios aumentando las posibilidades de curación. Desde el punto de vista terapéutico, el mayor conocimiento de la biología de los tumores nos está permitiendo acercarnos a seleccionar mejor los tratamientos para cada paciente”, concluye el oncólogo clínico Esteso.